La Puerta

Durante siete días, estamos explorando siete declaraciones “Yo soy” del Evangelio de Juan. Estas declaraciones revelan la identidad, obra y lo que Jesús ofrece a todo el que viene a Él. Hasta ahora, hemos discutido “Yo soy el pan de vida” y “Yo soy la luz del mundo”. Con estos, Jesús afirma satisfacer los anhelos más profundos del alma, disipar la oscuridad y guiar a la gente a la vida verdadera.

Recordatorio: Tómate el tiempo para leer el pasaje de hoy por tu cuenta o con un amigo. Luego, cuando te pongas al día esta semana, ya sea en persona o por una llamada, comparte lo que te llamó la atención, reflexiona sobre tus ideas y discute cómo se conecta con tu vida. ¡Continúa la conversación!

Hoy, examinaremos su tercera declaración: “Yo soy la puerta”. Esta declaración es parte de una analogía más amplia sobre rediles, pastores y ovejas, ilustrando el liderazgo, la protección y la provisión que Jesús ofrece en comparación con los líderes religiosos de su tiempo.

Esta analogía sigue a un incidente donde Jesús sanó a un hombre ciego, solo para que los fariseos lo despreciaran como pecador y lo expulsaran de la sinagoga. Abordando su fracaso como líderes espirituales, Jesús se presenta como la puerta, ofreciendo acceso a seguridad y vida. En el primer siglo, las ovejas se guardaban en corrales para protección, con pastores guardando la puerta para asegurar que solo quienes debían entrar pudieran hacerlo. Los rediles simbolizaban seguridad y pertenencia, y la puerta permitía tanto la seguridad como la libertad para encontrar pasto.

Para la audiencia de Jesús, esta analogía era tanto un reproche como una promesa. Reprochaba a los fariseos, cuyo liderazgo estaba impulsado por el interés propio en lugar de cuidar a su rebaño. Jesús los comparaba con ladrones y salteadores, explotando a las ovejas para su beneficio. Por el contrario, Él se posicionaba como la puerta exclusiva para la verdadera seguridad y provisión. Su promesa era clara: Él conoce a cada oveja por su nombre, ofrece vida abundante y las guía por caminos diseñados para su bien último.

La afirmación de Jesús es un desafío para nosotros hoy, al igual que para su audiencia original del primer siglo. ¿A dónde recurres para obtener seguridad, provisión y pertenencia? ¿Actúan los líderes o sistemas en los que confías por su propio interés o realmente se preocupan por nosotros? A diferencia de otros, el liderazgo de Jesús está libre de explotación. Su promesa de vida abundante se extiende a todos los que eligen seguirlo.

Preguntas de Reflexión

1. ¿A dónde recurres de forma natural para obtener seguridad, pertenencia o orientación en la vida? ¿Crees que esas cosas realmente ofrecen paz duradera?
2. Jesús reprendió a los fariseos por engañar a la gente. ¿Alguna vez has experimentado un liderazgo que parecía más egoísta que genuinamente preocupado?
3. Si la vida abundante está disponible a través de Jesús, ¿cómo te gustaría que fuera para ti personalmente?

¡Nos vemos mañana para el Día 4!