Algo Más Fuerte: Cómo Manejar Los Problemas De La VidaSample

Día 3: El llamado

Bien, hemos cometido un error y nos hemos dado cuenta de que no tenemos ninguna posibilidad de solucionarlo por nuestra cuenta. ¿Qué hacemos? ¿A quién llamamos?

Al igual que Nick, invocamos a nuestro Padre Celestial.

Dios, en toda Su santidad y justicia, es el Único capaz de llegar hasta nuestro desastre, sacarnos de él y limpiarnos.

Esto es lo que significó la venida de Jesús, el Hijo de Dios, a la Tierra. Dios, en Su gran amor por nosotros, se negó a dejarnos solos para enfrentar nuestros pecados. Por eso envió a Su Hijo a vivir una vida perfecta y morir en la cruz por los pecados de cada persona, pasada, presente y futura.

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y elegimos seguirlo, desde ese momento nos volvemos limpios a los ojos de Dios. Y el Espíritu Santo entra en nuestro corazón y comienza la obra de día a día, cambiándonos y haciéndonos más como Jesús.

Gracias a esta conexión con Dios, cuando nos encontramos en medio de un lío, no estamos solos. Podemos invocar a nuestro Padre y Él nos ayudará. Nos perdonará y nos dará la sabiduría y el valor que necesitamos para hacer las cosas bien. Y al pedirle Su ayuda, el Espíritu Santo seguirá trabajando, refinando lentamente nuestros corazones para que podamos evitar líos similares en el futuro.

Y lo reconfortante es que Jesús en realidad se solidariza con los problemas en los que nos encontramos. Como vivió como hombre en la Tierra, enfrentó sus propias tentaciones. Él comprende la tentación de querer hacer las cosas a Su manera en lugar de a la de Dios y sabe lo difícil que puede ser superar esos deseos. Por eso no tenemos que preocuparnos de que Dios se enoje o se moleste con nosotros mientras luchamos por salir adelante. Al igual que el padre de Nick, Dios es infinitamente paciente con nosotros mientras continuamos el viaje para llegar a ser más como Jesús.

Así que la próxima vez que te encuentres en medio de un lío, recuerda: Dios está contigo. Él siempre está presente y dispuesto a ayudarte a limpiar tus pecados. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo.

Reflexión: ¿Estás en medio de un lío en este momento? Dios está contigo. Tómate un tiempo para hablar con Él después de terminar este Plan Bíblico. Cuéntale por lo que estás pasando y pídele la sabiduría y el valor que necesitas para hacer las cosas bien.

Oración: Padre, gracias por ser un Padre tan bueno, bondadoso y paciente. Gracias por estar siempre presente y dispuesto a ayudarme, incluso cuando peco. La próxima vez que me enfrente a un problema que yo mismo haya creado, ¿me ayudarías a recordar que debo pedirte ayuda? Sé que te necesitaré. En el nombre de Jesús, amén.

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