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Primero la familia

Nuestro Señor es un Dios de orden, y cuando consideramos a nuestra familia y a nuestra pareja como parte importante de nuestra vida para ejercer el ministerio, estamos honrando a Dios por medio de cumplir con ese orden establecido.

En Mateo 16:18 Jesús nos ha da do verdades clave acerca de su iglesia que no podemos olvidar.

Primero dice que quién edifica la iglesia es Dios, y no nosotros.

Aunque nos desgastemos haciendo muchas cosas o actividades, no necesariamente veremos a la gente prosperar o tener vidas transformadas, ya que la edificación de la iglesia y su crecimiento en número son dados por Dios.

De ninguna manera, estamos hablando de que descuides las responsabilidades que te han sido encomendadas ni que dejes de dedicar tiempo a la gente bajo tu cargo. Más bien, estamos hablando de que no permitas situaciones que sean una distracción de tus deberes familiares o que hagan que tu familia sea invisible, ni que sea relegada a lo último de la lista. El engaño del enemigo, es envolverte con la idea de que tu vida familiar en alguna manera se verá balanceada a través de tu vida ministerial; eso nos confunde y nos consume.

Cuando conocemos el punto de vista de Dios acerca de una situación, no podemos seguir adelante sin hacer algún ajuste necesario. Así que, tómate el tiempo para reconsiderar tus actividades y horarios con esta nueva perspectiva. Si necesitas tomar un descanso o reestructurar tu agenda, platícalo con tu esposa y definan un plan. Es probable que ella quiera ayudarte y decirte, que no es necesario porque sabe que amas el ministerio. Pero si te encuentras en esta situación, toma el valor necesario para asignarle a tu familia el tiempo que requiere.

Al final del versículo, leemos que «las puertas del Hades (los poderes de la muerte) no prevalecerán» contra la iglesia.

Dios ha dicho la última palabra. Nada puede detener la obra de la iglesia, y nada prevalecerá en contra de lo que la iglesia establezca en la tierra.

Cuando tengas tu plan, habla con tu pastor o con tus líderes al respecto, explicándo el motivo de tu decisión, y platica acerca de los ajustes que consideres necesarios. Cuando lo hagas, explícales también que consideras que tu prioridad es tu matrimonio. Los pastores también han pasado por situaciones semejantes y entenderán esto, y muy seguramente podrán apoyarte en tu decisión.