—¡Cuidado con los maestros de la Ley! A ellos les gusta vestir como gente importante, y que los saluden por la calle. Cuando van a una fiesta o a la sinagoga, les gusta ocupar los mejores puestos. Son los que quitan a las viudas sus casas, y luego hacen oraciones muy largas para que todos piensen que son gente buena. Pero Dios los castigará con más dureza que a los demás.