Ezequiel 22:23-30
Ezequiel 22:23-30 NVI
El SEÑOR me habló diciendo: «Hijo de hombre, dile a Israel: “Tú eres una tierra que no ha sido purificada ni mojada por la lluvia en el día de la ira”. Como leones rugientes que despedazan a la presa, hay una conspiración de profetas que devoran a la gente, que se apoderan de las riquezas y de los objetos de valor, y que aumentan el número de viudas. Sus sacerdotes violan mi ley y profanan mis objetos sagrados. Ellos no hacen distinción entre lo sagrado y lo profano ni enseñan a otros la diferencia entre lo puro y lo impuro. Tampoco les prestan atención a mis sábados, y he sido profanado entre ellos. Los jefes de la ciudad son como lobos que desgarran a su presa; siempre están listos para derramar sangre y para destruir vidas, con tal de lograr ganancias injustas. Los profetas todo lo blanquean mediante visiones falsas y predicciones mentirosas. Alegan que lo ha dicho el SEÑOR omnipotente, cuando en realidad el SEÑOR no les ha dicho nada. Los terratenientes roban y extorsionan a la gente, explotan al indigente y al pobre, y maltratan injustamente al extranjero. Yo he buscado entre ellos a alguien que se interponga entre mi pueblo y yo, y dé la cara por él para que yo no lo destruya. ¡Y no lo he hallado!