2 CRÓNICAS 11:5-23
2 CRÓNICAS 11:5-23 BLP
Roboán se estableció en Jerusalén y edificó plazas fuertes en Judá. Además fortificó Belén, Etán, Tecoa, Betsur, Socó, Adulán, Gat, Maresá, Zif, Adoráin, Laquis, Acecá, Sorá, Ayalón y Hebrón, plazas fuertes de Judá y Benjamín. Reforzó las defensas, puso en ellas gobernadores y las proveyó de almacenes de víveres, aceite y vino. Reforzó al máximo cada una de las ciudades, abasteciéndolas de escudos y lanzas. Y así Roboán se quedó con Judá y Benjamín. Los sacerdotes y levitas que había en Israel se pasaron a Roboán desde sus territorios. Los levitas abandonaron sus tierras y posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, pues Jeroboán y sus hijos les habían prohibido ejercer el sacerdocio del Señor. Y es que Jeroboán había nombrado sus propios sacerdotes para los santuarios locales y para las imágenes de sátiros y becerros que había mandado fabricar. Siguiendo a los levitas, gentes de todas las tribus de Israel, deseando seguir al Señor Dios de Israel, fueron a Jerusalén para hacer sacrificios al Señor, Dios de sus antepasados. De esta manera consolidaron el Reino de Judá y fortalecieron a Roboán, el hijo de Salomón, durante tres años, los tres años en que él siguió los pasos de David y Salomón. Roboán se casó con Majalat, hija de Jerimot y nieta de David y Abihail, la hija de Eliab y nieta de Jesé. Majalat le dio como hijos a Jeús, Semarías y Zahán. Después se casó con Maacá, la hija de Absalón, que le dio a Abías, Atay, Zizá y Selomit. Roboán amaba a Maacá, la hija de Salomón, más que a todas sus demás esposas y concubinas, pues tuvo dieciocho esposas y sesenta concubinas, con las que tuvo veintiocho hijos y sesenta hijas. Roboán designó a Abías, el hijo de Maacá, como jefe y príncipe de sus hermanos, pues quería hacerlo rey, y distribuyó hábilmente a todos los demás hijos por los territorios de Judá y Benjamín y en todas las plazas fuertes, dándoles abundantes provisiones y proporcionándoles muchas mujeres.