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EZEQUIEL 29:1-16

EZEQUIEL 29:1-16 BLP

El año décimo, el día doce del décimo mes, el Señor me dirigió la palabra: —Hijo de hombre, ponte mirando al faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. Dirás: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, faraón, rey de Egipto, cocodrilo gigantesco tumbado en medio del Nilo. «Mío es mi Nilo —dices—, yo mismo lo hice». Aplicaré ganchos a tus fauces, pegaré a tus escamas los peces del Nilo, te haré salir de en medio de tu Nilo, con los peces pegados a tus escamas. Voy a arrojarte al desierto junto con los peces de tu Nilo; quedarás tendido en el campo, sin nadie que te recoja y te entierre. He decidido entregarte en alimento a las bestias del campo, a las aves del cielo. Y todos los habitantes de Egipto reconocerán que yo soy el Señor. Has sido un bastón de caña para el pueblo de Israel: cuando ellos te agarraban, te rompías y herías su mano; al apoyarse en ti, te cascabas y les hacías perder el equilibrio. Por eso, así dice el Señor Dios: Voy a traer contra ti la espada, que extirpará de ti personas y animales. Egipto quedará desolado y en ruinas, y reconocerán que yo soy el Señor. Por haber dicho: «Mío es el Nilo, yo mismo lo hice», aquí estoy contra ti y contra tu Nilo; convertiré la tierra de Egipto en ruina y desolación, desde Migdol hasta Asuán y hasta la frontera de Etiopía. No la pisarán ni personas ni animales; quedará deshabitada durante cuarenta años. Convertiré a Egipto en el más desolado de los países; sus ciudades serán las más arruinadas y asoladas, durante cuarenta años. Dispersaré a los egipcios por las naciones, los aventaré por los países. Porque esto dice el Señor Dios: Al cabo de cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos adonde fueron dispersados. Cambiaré la suerte de los egipcios y los haré volver a la tierra de Patrós, su país de origen, donde formarán un reino modesto. Será el más modesto de los reinos y no volverá a elevarse por encima de las naciones; haré que sea minúsculo para que no se imponga a las naciones. Israel ya no pondrá en él su confianza, al recordar la culpa contraída por haberlo seguido. Y reconocerán que yo soy el Señor Dios.