NAHUM 2:5-13
NAHUM 2:5-13 BLP
recorren vertiginosos los caminos, se precipitan por las plazas; parecen antorchas encendidas, que se agitan como relámpagos. [El rey] pasa revista a sus capitanes que se atropellan en su marcha al correr hacia la muralla para asegurar el parapeto. Las esclusas de los canales son forzadas, el palacio se desploma. La reina, descubierta, es deportada; sus esclavas se golpean el pecho y gimen igual que palomas. Nínive es como un estanque cuyas aguas se escapan. ¡Deteneos, deteneos! Mas nadie se da la vuelta. ¡Saquead la plata, saquead el oro! El tesoro es magnífico, los objetos preciosos incontables. Destrucción, vacío y devastación, corazones desfallecidos, rodillas temblorosas, entrañas estremecidas, rostros demudados. ¿Dónde está la guarida de los leones? En ella los cachorros se alimentaban; al salir el león, quedaba la leona para que nadie atemorizara a los cachorros. Desgarraba el león la presa para sus cachorros, la despedazaba para sus leonas y llenaba de caza sus guaridas, de carne fresca sus cuevas.