2 CRÓNICAS 33:2-25
2 CRÓNICAS 33:2-25 RV2020
Pero hizo lo malo ante los ojos del Señor, conforme a las abominaciones de las naciones que el Señor había echado de delante de los hijos de Israel. Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías, su padre, había derribado; levantó altares a los baales, hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos y les rindió culto. Edificó también altares en la casa del Señor, de la cual había dicho el Señor: «En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente». Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del Señor. Pasó a sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom, y observaba los tiempos, confiaba en agüeros, era dado a adivinaciones y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos del Señor, hasta encender su ira. Además de esto, hizo una imagen fundida y la puso en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a su hijo Salomón: «En esta Casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre; y nunca más expulsaré a Israel de la tierra que yo entregué a sus padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado por medio de Moisés, esto es, toda la ley, los estatutos y los preceptos». Manasés hizo extraviar, pues, a Judá y a los habitantes de Jerusalén, para que hicieran mayores males que las naciones que el Señor había destruido delante de los hijos de Israel. Y habló el Señor a Manasés y a su pueblo, pero ellos no escucharon; por lo que el Señor trajo contra ellos a los generales del ejército del rey de los asirios, que apresaron con grilletes a Manasés, y lo llevaron atado con cadenas a Babilonia. Pero cuando se vio en angustia, oró al Señor, su Dios, y se humilló profundamente en la presencia del Dios de sus padres. Oró a él, y fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo hizo retornar a su reino en Jerusalén. Entonces reconoció Manasés que el Señor era Dios. Después de esto, edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, amuralló Ofel y elevó el muro muy alto. Además, puso capitanes del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. Asimismo, quitó los dioses extranjeros, el ídolo de la casa del Señor, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa del Señor y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. Reparó luego el altar del Señor y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y ordenó a Judá que sirvieran al Señor, Dios de Israel. Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para el Señor, su Dios. Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre del Señor, el Dios de Israel, están escritos en las actas de los reyes de Israel. Su oración y cómo fue oído, todos sus pecados y su infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes que se humillara, están escritos en las palabras de los videntes. Cuando Manasés murió fue enterrado en su palacio, y su hijo Amón le sucedió como rey. Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. Hizo lo malo ante los ojos del Señor, como había hecho Manasés, su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho. Pero nunca se humilló delante del Señor, como se humilló Manasés, su padre; antes bien aumentó el pecado. Conspiraron contra él sus siervos y lo mataron en su casa. Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón, y proclamó rey en su lugar a su hijo Josías.