2 REYES 21:1-18
2 REYES 21:1-18 RV2020
Doce años tenía Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años. El nombre de su madre era Hepsiba. Pero hizo lo malo ante los ojos del Señor, pues imitó las abominaciones de las naciones que el Señor había expulsado de delante de los hijos de Israel. Reedificó los lugares altos que su padre Ezequías había derribado, levantó altares a Baal e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab, rey de Israel. Adoró además a todo el ejército de los cielos y rindió culto a aquellas cosas. Asimismo, edificó altares en la casa del Señor, de la que el Señor había dicho: «En Jerusalén pondré mi nombre». Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del Señor. Además, sacrificio en el fuego a su hijo, y practicó la magia y la hechicería, y consultó a nigromantes y a espiritistas, con lo que multiplicó la maldad de sus hechos ante los ojos del Señor, provocando así su ira. También puso una imagen de Asera, hecha por él, en la casa de la cual el Señor había dicho a David y a Salomón, su hijo: «Pondré mi nombre para siempre en esta casa y en Jerusalén, a la cual escogí de entre todas las tribus de Israel. No volveré a hacer que Israel ande errante, lejos de la tierra que di a sus padres, con tal que cumplan todas las cosas que yo les he mandado y las guarden, conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó». Pero ellos no escucharon, y Manasés los indujo a que obraran peor que las naciones que el Señor había destruido delante de los hijos de Israel. Habló, pues, el Señor por medio de sus siervos, los profetas: —Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha cometido estas abominaciones, y ha obrado peor que todo lo que hicieron los amorreos que le precedieron, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; por tanto, así ha dicho el Señor, el Dios de Israel: «Yo traigo un mal tan grande sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le zumbarán ambos oídos. Mediré a Jerusalén con la misma medida que a Samaria y con la misma plomada que a la casa de Acab. Limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato que se friega y se vuelve boca abajo. Abandonaré al resto de mi heredad y lo entregaré en manos de sus enemigos; serán presa y despojo de todos sus adversarios, por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos y han provocado mi ira, desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy». Además, Manasés derramó tal cantidad de sangre inocente que llenó a Jerusalén de extremo a extremo, aparte del pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciera lo malo ante los ojos del Señor. Los demás hechos de Manasés, todo lo que hizo, y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Cuando Manasés murió fue enterrado en el jardín de su palacio, el jardín de Uza, y su hijo Amón le sucedió como rey.