2 CRÓNICAS 32:1-8
2 CRÓNICAS 32:1-8 DHHE
Después de estas cosas y de esta muestra de fidelidad, llegó Senaquerib, rey de Asiria, invadió Judá y puso cerco a las ciudades fortificadas, con intención de conquistarlas. Al ver Ezequías que Senaquerib había llegado resuelto a atacar a Jerusalén, consultó a sus jefes civiles y militares y les propuso cegar los manantiales que había fuera de la ciudad, y ellos estuvieron de acuerdo. Entonces se reunió mucha gente y cegaron todos los manantiales, así como el canal subterráneo, para que cuando llegaran los reyes de Asiria no encontraran agua abundante. Ezequías se armó de ánimo y reconstruyó la muralla, y también construyó torres sobre ella, y una muralla exterior. Fortificó además el terraplén de la Ciudad de David y fabricó buena cantidad de lanzas y escudos. Luego puso oficiales al mando de la gente, los reunió en la explanada de la puerta de la ciudad y les dio ánimo, diciéndoles: “¡Sed fuertes y valientes! No tengáis miedo ni os desaniméis ante el rey de Asiria y todo el numeroso ejército que le acompaña, porque nosotros tenemos más que él. Él cuenta con la fuerza de los hombres, pero con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos a pelear nuestras batallas.” Al oir las palabras del rey Ezequías, el pueblo se sintió animado.