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SALMOS 100

100
SALMO 101 (100)
Una promesa del rey#Salmo 101 Un rey, probablemente en la ceremonia de su entronización (véanse Sal 2 nota a; 110 nota a), expone el programa de acción que se propone llevar a la práctica, tanto en la vida privada como en la vida pública, a fin de gobernar con rectitud y justicia la “ciudad del Señor” (v. 8).
Salmo de David.
1Quiero alabar el amor y la justicia;#101.1 El amor y la justicia son dos atributos divinos en los que el buen gobernante ha de inspirar su conducta. Cf. Sal 89.14.
quiero, Señor, cantarte himnos;
2quiero vivir con rectitud.
¿Cuándo vendrás a mí?#101.2 ¿Cuándo vendrás a mí?: traducción probable. Al parecer, el rey se dirige al Señor para pedirle que venga en su ayuda.
Será intachable mi conducta
aun en mi propio palacio;
3no pondré jamás la mira
en propósitos perversos.
Odio a quienes son desleales a Dios;
¡jamás permitiré que se me acerquen!
4Alejaré de mí los pensamientos perversos:
¡no quiero hacer nada malo!
5Haré callar a aquellos
que a escondidas hablan mal de su vecino;
¡no soporto al altanero y arrogante!
6Pondré mis ojos en los hombres leales,
para que vivan junto a mí;
tan solo estará a mi servicio
el que lleve una vida recta.
7Para el tramposo no habrá lugar en mi palacio;
¡ningún mentiroso podrá estar en mi presencia!
8Día tras día reduciré al silencio
a todos los malvados del país;
¡arrojaré de la ciudad del Señor
a todos los malhechores!

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SALMOS 100: DHHE

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