APOCALIPSIS 4
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II. LOS SIETE SELLOS (4.1–8.1)#4.1–8.1 La segunda sección del Apocalipsis se compone de una visión preparatoria (4.1–5.14) y de la apertura de los siete sellos (6.1–8.1).
La adoración en el cielo
1Después de esto, miré y vi una puerta abierta en el cielo. Y aquella voz que yo había oído al principio, y que parecía un toque de trompeta, me dijo: “Sube acá y te mostraré las cosas que tienen que suceder después de estas.”#4.1–5.14 En esta visión preparatoria, Dios se muestra sentado en su trono, y hay un rollo escrito que solamente el Cordero puede abrir. #4.1 La puerta abierta ofrece al profeta acceso al cielo para ver la visión de las cosas que tienen que suceder después. Las imágenes de esta visión están influidas por Ez 1 y 3; cf. Is 6.
2En aquel momento quedé bajo el poder del Espíritu,#4.2 Quedé bajo el poder del Espíritu: Véase Ap 1.10 nota w. y vi un trono en el cielo, y alguien estaba sentado en el trono. 3El que estaba sentado en el trono tenía el aspecto de una piedra de jaspe#4.3 Jaspe: Con frecuencia el autor se refiere a la belleza de personas u objetos comparándola con las piedras preciosas. La equivalencia en la terminología actual no es segura. Algunas veces se traduce la palabra griega iaspis por diamante, dado que Ap 21.11 parece destacar esta gema como la más preciosa de todas. o de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris que brillaba como una esmeralda.#4.2-3 Cf. Ez 1.26-28; 10.1. El autor se limita a describir el brillo de la gloria divina sin atribuir a Dios ningún rasgo humano, para destacar su trascendencia. 4También vi alrededor del trono otros veinticuatro tronos, en los cuales estaban sentados veinticuatro ancianos#4.4 Veinticuatro ancianos: El doce y sus múltiplos son números simbólicos (cf. las doce tribus de Israel, los doce apóstoles). Estos ancianos son como la corte celestial; representan a todo el pueblo de Dios ya glorificado. Algunos los interpretan como seres angélicos. que iban vestidos de blanco y llevaban una corona de oro en la cabeza. 5Del trono salían relámpagos, estruendos#4.5 Estruendos: o voces. y truenos;#4.5 Ap 8.5; 11.19; 16.18; cf. la manifestación de la presencia de Dios en Ex 19.16; Ez 1.4. y delante del trono ardían siete antorchas de fuego#4.5 Antorchas de fuego: Cf. Ez 1.13. que son los siete espíritus de Dios.#4.5 Ap 1.4; cf. Zac 4.2. 6Delante del trono había algo parecido a un mar, transparente como el cristal.#4.6 Posible alusión a Ez 1.22, o a Ex 24.10.
En el centro, donde estaba el trono, y a su alrededor, había cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. 7El primero de esos seres parecía un león; el segundo parecía un toro; el tercero tenía aspecto humano, y el cuarto parecía un águila volando. 8Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas, y estaba cubierto de ojos por fuera y por dentro.#4.6-8 Los seres vivientes evocan a los “seres alados” de Ez 1.4-21; 10.1-14, y a los “seres como de fuego” de Is 6.1-7; cf. los seres alados del arca del pacto (Ex 25.17-22; 1 S 4.4; Sal 80.1). Aquí pueden simbolizar a las criaturas angélicas. Y día y noche decían sin cesar:
“¡Santo, santo, santo es el Señor,
Dios todopoderoso,#4.8 Is 6.3.
el que era y es y ha de venir!”
9-10Cada vez que esos seres vivientes dan gloria y honor y gracias al que está sentado en el trono, al que vive por todos los siglos, los veinticuatro ancianos se arrodillan ante él y le adoran, y arrojando sus coronas delante del trono, dicen:
11“Tú eres digno, Señor y Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado todas las cosas;
por tu voluntad existen y han sido creadas.”#4.11 Cf. Gn 1; Sal 89.11-12; 148.5-6. La escena de los vs. 9-11 anticipa la de Ap 11.16-18.
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