María era una madreMuestra

¡Sorpresa! ¡Estás embarazada!

¿Recuerdas la primera vez que escuchaste esas palabras o viste el símbolo positivo en la prueba de embarazo? Yo sí. La primera vez que me embaracé fue una gran sorpresa para mi esposo y para mí. Realmente no estábamos tratando de tener un hijo pero, ¡habíamos creado un bebé! Fue un choque de emociones extremas.

Es seguro que María no estaba intentando quedar embarazada tampoco. Pero sabía que era una posibilidad. Toda mujer judía joven que escuchaba la Torá y a los profetas esperaba al Mesías y, ¡María fue la escogida! (Isaías 7:14) 

Cuando el ángel Gabriel apareció para darle la increíble noticia, le dice lo bendecida que es y que Dios está con ella. Luego, Lucas nos dice que estaba "confusa y perturbada". Ahora, considera que esto lo dice un hombre que le cuenta a otro hombre los sucesos (Lucas 1:3) ¡¿Confusa y perturbada?! ¿Un ángel acaba de aparecerse y ella solo estaría "un poco agitada?" 

¡Tú y yo sabemos que probablemente hubo una demostración de emociones mucho mayor que la que Lucas le cuenta a su amigo!

Gabriel continúa con las noticias, "No tengas miedo..." Pero, ¡sorpresa! vas a tener un bebé y le pondrás por nombre Jesús. ¿Cómo? Un ángel acaba de dejar caer información absurda y, ¿María no debía tener miedo? Tal vez no debería, pero si nos basamos en su siguiente pregunta, creo que sí tenía. En el verso 34, María pregunta: "¿Pero cómo podrá suceder esto? Soy virgen". Ahora recuerda, ha estado en la sinagoga cada sábado, escuchando las profecías. Ella sabe que el Mesías prometido nacerá de una virgen (Isaías 7:14), sin embargo, en el momento de terror, olvida las palabras de Dios. 

Igual que nosotras olvidamos las palabras de Dios.  

Mientras Gabriel continúa hablando y diciéndole que su prima mayor estéril, Elisabet, estaba embarazada, proclama uno de mis versículos favoritos: porque nada hay imposible para Dios (Lucas 1:37 NTV).

Aún con los temores y preguntas que deben haber estado atormentando su mente, María recuerda a quién pertenece. 

Nada hay imposible para Dios. 

En ese momento recuerda Su carácter y fidelidad, y su corazón y su mente se enfocan en Él. No está ansiosa por lo que trae el futuro. No pide un plan. 

En fe, responde valientemente: “Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.” 

Padre, que mi corazón esté dispuesto a servirte a Ti, y que mi fe y mi esperanza en tí, sean tan audaces como las de María. Que mi corazón esté tan cerca de Ti que nunca pueda olvidar tu amor y fidelidad hacia mi. 

¿Está tu corazón abierto y dispuesto, listo para rendirse a Su llamado? Respondes a circunstancias difíciles de la vida recordando quién Él es y a Quién le perteneces?