María era una madreMuestra

La lectura de ayer no habló de las últimas dificultades que María soportó. Sabemos que tuvo otros hijos además de su primogénito, Jesús. ¿Te imaginas qué pensaba mientras sus hijos peleaban entre ellos, pero Jesús siempre escogía la respuesta correcta y amorosa? Estoy segura que luchó contra pensamientos aún más profundos: ¿era Él realmente el Mesías escogido? ¿Qué significaba esto para ella y para sus otros hijos? ¿Cómo terminaría todo? 

Ella tuvo que mantener cautivos sus pensamientos, o la hubieran consumido.   

La fuerte fe de María es demostrada en su disposición inicial para servir sin cuestionar, y después con la canción que escribió glorificando a Dios. 

Su fe vuelve a manifestarse muchos años después.

Ella, junto con Jesús y sus discípulos, son invitados a una boda (Juan 2). Es un evento muy festivo lleno de alegría, risa y vino. Aparentemente, el vino comienza a escasear. María ve la necesidad y sabe que su Hijo tiene la solución, porque ella lo conoce y cree en Él. Aún Su aparente reproche en la historia no la desalienta. Ella le dice a los sirvientes que hagan lo que Él les diga. 

¿No es esa la definición de fe? Hacer lo que creemos verdadero? La fe es prueba. Es sustancia. La fe es hacer lo que Él dice. 

Ya conoces el resto de la historia. ¡Aproximadamente 180 galones de agua corriente fueron convertidos en exquisito vino! Vino de calidad, no vino barato. ¡La celebración no se acabó!

Este fabricante de vino es el Hijo que te ama y te escogió a ti. ¡Su presencia cambia lo natural en sobrenatural, lo ordinario en extraordinario! ¡Él es el Dios de la abundancia, excelencia y más que suficiente! ¿Cómo podemos no confiar y creer en Él con todo lo que tenemos, y todo lo que somos?

¿Crees que Él está obrando para tu bien a través de todas tus circunstancias? ¿Es Él más que suficiente para ti?¿Lo ves como tu proveedor y que Él es bueno siempre ? 

¡Padre! ¡Ayúdame en mi incredulidad! Que mi fe crezca mientras obedezco lo que Tú dices, haciendo de Tus caminos los míos.