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 <div class="book bkJHN">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="JHN.2">
 <div class="label">2</div><div class="ms1">I. EL LIBRO DE LOS SIGNOS (2&#8211;12)</div><div class="ms2">Primer signo (2,1&#8211;4,42)</div><div class="s1">Una boda en Can&#225; de Galilea</div><div class="p"> 1Tres d&#237;as despu&#233;s tuvo lugar una boda en Can&#225; de Galilea. La madre de Jes&#250;s estaba invitada a la boda, 2y lo estaban tambi&#233;n Jes&#250;s y sus disc&#237;pulos. 3Se termin&#243; el vino, y la madre de Jes&#250;s se lo hizo saber a su hijo:</div><div class="p">&#8212;No les queda vino.</div><div class="p"> 4Jes&#250;s le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;Mujer!, &#191;qu&#233; tiene que ver eso con nosotros? Mi hora no ha llegado todav&#237;a.#7,6.30; 8,20; 12,23.27; 13,1; 17,1 (ver Mc 14,41).</div><div class="p"> 5Pero ella dijo a los que estaban sirviendo:</div><div class="p">&#8212;Haced lo que &#233;l os diga.#Gn 41,55.</div><div class="p"> 6Hab&#237;a all&#237; seis tinajas de piedra, de las que utilizaban los jud&#237;os para sus ritos purificatorios, con una capacidad de entre setenta y cien litros cada una.#Mc 7,3-4. 7Jes&#250;s dijo a los que serv&#237;an:</div><div class="p">&#8212;Llenad las tinajas de agua.</div><div class="p">Y las llenaron hasta arriba.</div><div class="p"> 8Una vez llenas, Jes&#250;s les dijo:</div><div class="p">&#8212;Sacad ahora un poco y llev&#225;dselo al organizador del banquete.</div><div class="p">As&#237; lo hicieron, 9y en cuanto el organizador del banquete prob&#243; el nuevo vino, sin saber su procedencia (solo lo sab&#237;an los sirvientes que lo hab&#237;an sacado), llam&#243; al novio y le dijo:</div><div class="p"> 10&#8212;Todo el mundo sirve al principio el vino de mejor calidad, y cuando los invitados han bebido en abundancia, se saca el corriente. T&#250;, en cambio, has reservado el mejor vino para &#250;ltima hora.</div><div class="p"> 11Jes&#250;s hizo este primer milagro en Can&#225; de Galilea. Manifest&#243; as&#237; su gloria y sus disc&#237;pulos creyeron en &#233;l.#12,41; Lc 9,32. 12Despu&#233;s de esto, baj&#243; a Cafarna&#250;n acompa&#241;ado por su madre, sus hermanos y sus disc&#237;pulos. Y permanecieron all&#237; unos cuantos d&#237;as.</div><div class="s1">Jes&#250;s y el Templo</div><div class="r">(Mt 21,12-13; Mc 11,15-17; Lc 19,45-46)</div><div class="p"> 13Estaba ya pr&#243;xima la fiesta jud&#237;a de la Pascua, y Jes&#250;s subi&#243; a Jerusal&#233;n.#6,4; 11,55; 13,1; Ex 12,1-27. 14Encontr&#243; el Templo lleno de gente que vend&#237;a bueyes, ovejas y palomas, y de cambistas de monedas sentados detr&#225;s de sus mesas. 15Hizo entonces un l&#225;tigo con cuerdas y ech&#243; fuera del Templo a todos, junto con sus ovejas y sus bueyes. Tir&#243; tambi&#233;n al suelo las monedas de los cambistas y volc&#243; sus mesas. 16Y a los vendedores de palomas les dijo:</div><div class="p">&#8212;Quitad eso de ah&#237;. No convirt&#225;is en un mercado la casa de mi Padre.</div><div class="p"> 17Al verlo, sus disc&#237;pulos se acordaron de aquellas palabras de la Escritura: El celo por tu casa me consumir&#225;.#Sal 69,9. 18Los jud&#237;os, por su parte, lo increparon diciendo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Con qu&#233; se&#241;al nos demuestras que puedes hacer esto?#6,30; Mt 12,38; 16,1; Mc 8,11; Lc 11,16.29 (ver Mt 21,23; Mc 11,28; Lc 20,2); 1 Co 1,22.</div><div class="p"> 19Jes&#250;s les contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Destruid este Templo, y en tres d&#237;as yo lo levantar&#233; de nuevo.#Mt 26,61; 27,40; Mc 14,58; 15,29; Hch 6,14.</div><div class="p"> 20Los jud&#237;os le replicaron:</div><div class="p">&#8212;Cuarenta y seis a&#241;os cost&#243; construir este Templo, &#191;y t&#250; piensas reconstruirlo en tres d&#237;as?</div><div class="p"> 21Pero el templo de que hablaba Jes&#250;s era su propio cuerpo. 22Por eso, cuando resucit&#243;, sus disc&#237;pulos recordaron esto que hab&#237;a dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jes&#250;s hab&#237;a pronunciado.#12,16; 16,4; Lc 24,6-8.</div><div class="s1">Jes&#250;s conoce el coraz&#243;n del ser humano</div><div class="p"> 23Mientras Jes&#250;s permaneci&#243; en Jerusal&#233;n durante la fiesta de la Pascua, fueron muchos los que vieron los milagros que hac&#237;a, y creyeron en &#233;l.#7,31; 11,47-48. 24Pero Jes&#250;s no se confiaba a ellos, pues los conoc&#237;a a todos perfectamente.#4,16-19; 10,14. 25Como tampoco necesitaba que nadie le informara sobre nadie, conoc&#237;a, qu&#233; hay en el coraz&#243;n del ser humano.</div>
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 <div class="book bkJHN">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="JHN.3">
 <div class="label">3</div><div class="s1">Conversaci&#243;n con Nicodemo</div><div class="p"> 1Un miembro del partido de los fariseos, llamado Nicodemo, persona relevante entre los jud&#237;os,#7,50; 19,39. 2fue una noche a ver a Jes&#250;s y le dijo:</div><div class="p">&#8212;Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para ense&#241;arnos. Nadie, en efecto, puede realizar los milagros que t&#250; haces si Dios no est&#225; con &#233;l.#Mt 22,16; 9,16.33; Hch 10,38.</div><div class="p"> 3Jes&#250;s le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Pues yo te aseguro que solo el que nazca de nuevo podr&#225; alcanzar el reino de Dios.</div><div class="p"> 4Nicodemo repuso:</div><div class="p">&#8212;&#191;C&#243;mo es posible que alguien ya viejo vuelva a nacer? &#191;Acaso puede volver a entrar en el seno materno para nacer de nuevo?</div><div class="p"> 5Jes&#250;s le contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;Te aseguro que nadie puede entrar en el reino de Dios si no nace del agua y del Esp&#237;ritu. 6Lo que nace de la carne es carnal; lo que nace del Esp&#237;ritu es espiritual. 7No te cause, pues, tanta sorpresa si te he dicho que deb&#233;is nacer de nuevo. 8El viento sopla donde quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de d&#243;nde viene ni a d&#243;nde va. Lo mismo sucede con el que nace del Esp&#237;ritu.#Sal 30,3; Ecl 11,5.</div><div class="p"> 9Nicodemo pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;C&#243;mo puede ser eso?</div><div class="p"> 10Jes&#250;s le respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#161;C&#243;mo! &#191;T&#250; eres maestro en Israel e ignoras estas cosas? 11Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; con todo, vosotros rechaz&#225;is nuestro testimonio. 12Si os hablo de cosas terrenas y no me cre&#233;is, &#191;c&#243;mo me creer&#233;is cuando os hable de las cosas del cielo? 13Nadie ha subido al cielo, excepto el que baj&#243; de all&#237;, es decir, el Hijo del hombre#3,13: el Hijo del hombre: Numerosos mss., algunos de valor, a&#241;aden: que est&#225; en el cielo..#Rm 10,6. 14Lo mismo que Mois&#233;s levant&#243; la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto,#8,28; 12,34; Nm 21,9. 15para que todo el que crea en &#233;l tenga vida eterna.#3,36; 20,31; 1 Jn 5,13.</div><div class="p"> 16Tanto am&#243; Dios al mundo, que no dud&#243; en entregarle a su Hijo &#250;nico, para que todo el que crea en &#233;l no perezca, sino tenga vida eterna.#Rm 8,32; 1 Jn 4,9-10. 17Pues no envi&#243; Dios a su Hijo para dictar sentencia de condenaci&#243;n contra el mundo, sino para que por medio de &#233;l se salve el mundo. 18El que cree en el Hijo no ser&#225; condenado; en cambio, el que no cree en &#233;l, ya est&#225; condenado por no haber cre&#237;do en el Hijo &#250;nico de Dios. 19La causa de esta condenaci&#243;n est&#225; en que, habiendo venido la luz al mundo, los seres humanos prefirieron las tinieblas a la luz, pues su conducta era mala.#5,22-30; 12,37-50. #1,5.9; 8,12; 9,5; Ef 5,11-13. 20En efecto, todos los que se comportan mal, detestan y reh&#250;yen la luz, por miedo a que su conducta quede al descubierto. 21En cambio, los que act&#250;an conforme a la verdad buscan la luz para que aparezca con toda claridad que es Dios quien inspira sus acciones.#1,14.17; 8,32.44-46; 18,37-38; 1 Jn 2,21; 2 Jn 1-4; 3 Jn 3-4.</div><div class="s1">Nuevo testimonio del Bautista</div><div class="p"> 22Despu&#233;s de esto, Jes&#250;s fue con sus disc&#237;pulos a la regi&#243;n de Judea. Se detuvo all&#237; alg&#250;n tiempo con ellos y bautizaba a la gente.#4,1-2. 23Juan estaba tambi&#233;n bautizando en Ain&#243;n, cerca de Sal&#237;n; hab&#237;a en aquel lugar agua en abundancia y la gente acud&#237;a a bautizarse, 24pues Juan a&#250;n no hab&#237;a sido encarcelado.#Mt 4,12; 14,3; Mc 1,14; 6,17; Lc 3,20. 25Surgi&#243; entonces una discusi&#243;n entre los disc&#237;pulos de Juan y un jud&#237;o acerca de los ritos purificatorios. 26Con este motivo se acercaron a Juan y le dijeron:</div><div class="p">&#8212;Maestro, el que estaba contigo en la otra orilla del Jord&#225;n y en cuyo favor diste testimonio, ahora est&#225; bautizando y todos se van tras &#233;l.</div><div class="p"> 27Juan respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;El ser humano solo puede recibir lo que Dios quiera darle.#19,11; 1 Co 4,7 (ver Heb 5,4). 28Vosotros mismos sois testigos de lo que yo dije entonces: &#171;No soy el Mes&#237;as; simplemente he sido enviado como su precursor&#187;.#1,20; Ml 3,1 (ver Mt 11,10; Mc 1,2). 29La esposa pertenece al esposo. En cuanto al amigo del esposo, el que est&#225; junto a &#233;l, lo escucha y se alegra extraordinariamente al o&#237;r la voz del esposo. Por eso, en este momento mi alegr&#237;a se ha colmado. 30&#201;l debe brillar cada vez m&#225;s, mientras yo he de ir quedando en la sombra.</div><div class="s1">El que viene de Dios</div><div class="p"> 31El que viene de lo alto est&#225; por encima de todos. El que tiene su origen en la tierra es terreno y habla de las cosas de la tierra; el que viene del cielo est&#225; por encima de todos#8,23; 1 Jn 4,5. 32y da testimonio de lo que ha visto y o&#237;do; sin embargo, nadie acepta su testimonio.#3,11; 8,26. 33El que acepta su testimonio reconoce que Dios dice la verdad. 34Porque, cuando habla aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Esp&#237;ritu. 35El Padre ama al Hijo y ha puesto todas las cosas en sus manos.#5,20; 10,17; 13,3; 15,9; Mt 11,27; Lc 10,22. 36El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero quien no cree en &#233;l, no experimentar&#225; esa vida, sino que est&#225; bajo el peso de la ira de Dios.#3,15; Ef 5,6.</div>
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