El perdón y la libertadMuestra

¿Te cuesta perdonar a los que te han tratado mal? ¿Por qué? ¿Por qué no se lo merecen?

Eso solo es una excusa, porque no es cierto.

Deja de ser la víctima - no hace falta que sufras más.

Deja de arrepentirte en tu mente una y otra vez con los recuerdos - ya no le tienes que mirar a la cara a esta persona.

Deja de inventarte excusas - ya no hace falta aguantar este estado.

Dios nos perdonó aunque no lo merecíamos Perdió su único hijo a través de nuestras manos. Jesús pidió a su Padre el perdón mientras estaba crucificado. Si Ellos nos perdonan nuestras acciones, tú también puedes. Si te cuesta, puedes pedirle ayuda:

¡Amado Dios, Padre celestial! Te doy las gracias de todo corazón por el amor que nos enseñas, también a los que no se lo merecen. Tú muestras gracia a todas las personas, aunque no te amen.

Te doy las gracias por tu misericordia cuando nos diste Tu único hijo para liberarnos de nuestros pecados.

Sé que en Tí puedo confiar, porque siempre me guías por el sendero correcto. En Ti puedo poner mi fe ciega. Te suplico, ayúdame a perdonar a los que me han hecho daño.

Amado Dios, enséñame a dónde  me tengo que dirigir y cómo puedo pensar y vivir como un buen cristiano. Con Tu fuerza me podré liberar.

En el nombre de Jesús, amén.

Así como tú perdonas a los demás, también se te perdonará a tí.