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 <div class="book bkROM">
 <div class="chapter ch5" data-usfm="ROM.5">
 <div class="label">5</div><div class="ms1">II. Nueva vida en Cristo (5&#8211;8)</div><div class="s1">Paz con Dios por medio de Cristo</div><div class="p"> 1Justificados, pues, por medio de la fe#5,1.9: Justificados, pues, por medio de la fe: Otra posible traducci&#243;n: Absueltos de culpa y restablecidos en la amistad con Dios por medio de la fe. Ver nota a Rm 1,17., Jesucristo, nuestro Se&#241;or, nos mantiene en paz con Dios.#Is 53,5; Ef 2,14-17. 2Ha sido, en efecto, Cristo quien nos ha facilitado, mediante la fe, esta apertura a la gracia en la que estamos firmemente instalados a la vez que nos sentimos orgullosos abrigando la esperanza de participar en la gloria de Dios. 3Es m&#225;s, hasta de las dificultades nos sentimos orgullosos, porque sabemos que la dificultad produce constancia,#Mt 24,21; 2 Co 1,4-5; Flp 4,14; Ap 1,9; 7,14. 4la constancia produce una virtud a toda prueba, y una virtud as&#237; es fuente de esperanza. 5Una esperanza que no decepciona, porque al darnos el Esp&#237;ritu Santo, Dios nos ha inundado con su amor el coraz&#243;n.#Stg 1,2-4; Heb 6,18-19. 6Carec&#237;amos de fuerzas, pero Cristo muri&#243; por los culpables en el momento se&#241;alado.#4,25; 8,32; Jn 3,16-17; 15,13; Ga 1,4; 2,20; 1 Tm 2,6; Tt 2,4-7; 1 Pe 3,18; 1 Jn 3,16. 7Dif&#237;cil cosa es afrontar la muerte, aunque sea en favor de una persona buena; no obstante, por una buena causa, tal vez alguien estar&#237;a dispuesto a morir. 8Pues bien, Dios nos ha dado la mayor prueba de su amor haciendo morir a Cristo por nosotros cuando a&#250;n &#233;ramos pecadores.</div><div class="p"> 9Pues ahora que, por la muerte de Cristo, Dios nos ha justificado, con mayor raz&#243;n por el mismo Cristo nos librar&#225; del castigo. 10Y si, siendo enemigos, Dios nos reconcili&#243; consigo mediante la muerte de su Hijo, con mayor raz&#243;n, ya reconciliados, nos liberar&#225; y nos har&#225; participar de su vida.#2 Co 5,18-19; Ef 2,16; Col 1,20-22. 11M&#225;s a&#250;n: el mismo Jesucristo, Se&#241;or nuestro, art&#237;fice de la obra reconciliadora en el momento presente, hace que nos sintamos orgullosos de Dios.</div><div class="s1">Ad&#225;n y Cristo</div><div class="p"> 12Fue el ser humano el que introdujo el pecado en el mundo, y con el pecado la muerte. Y como todos pecaron, de todos se adue&#241;&#243; la muerte.#6,23; Gn 2,17; 3,19; 1 Co 15,21-22.45; Ga 6,7-9; Stg 1,15. 13Antes que se promulgara la ley, ya exist&#237;a el pecado en el mundo, pero al no haber ley, tampoco el pecado pod&#237;a ser sancionado. 14Y, sin embargo, la muerte ejerci&#243; su imperio desde Ad&#225;n hasta Mois&#233;s, incluso sobre quienes no pecaron con una transgresi&#243;n como la de Ad&#225;n, que es figura del que hab&#237;a de venir.</div><div class="p"> 15Por m&#225;s que no hay comparaci&#243;n entre el delito y el don. Porque si el pecado de uno solo acarre&#243; a todos la muerte, la gracia de Dios, es decir, el don gratuito de otro hombre, Jesucristo, se volc&#243; mucho m&#225;s abundantemente sobre todos. 16Y existe otra diferencia entre el pecado del uno y el don del otro, ya que el juicio a partir de un solo delito termin&#243; en sentencia condenatoria, mientras que el don, a partir de muchos delitos, termin&#243; en sentencia absolutoria.#5,16: sentencia absolutoria: Lit. justificaci&#243;n. Ver nota a 1,17 y 5,1. 17Si, pues, por el delito de uno, de solamente uno, la muerte implant&#243; su reinado, con mucha mayor raz&#243;n vivir&#225;n y reinar&#225;n a causa de uno solo, Jesucristo, los que han recibido con tanta abundancia el don gratuito de la justicia#5,17: la justicia: Otra posible traducci&#243;n: la absoluci&#243;n de culpa y el restablecimiento de la amistad con Dios..</div><div class="p"> 18En resumen, si el delito de uno acarre&#243; a todos la condena, as&#237; tambi&#233;n la fidelidad#5,18: fidelidad: Lit. acto de justicia, que en el caso de la relaci&#243;n con Dios es un acto de obediencia o fidelidad. de uno es para todos fuente de salvaci&#243;n que produce vida#5,18: fuente de salvaci&#243;n que produce vida: Lit. justificaci&#243;n de vida. . 19Y si la desobediencia de uno solo hizo a muchos pecadores, tambi&#233;n por la obediencia de uno solo muchos ser&#225;n constituidos justos#5,19: constituidos justos: Otra posible traducci&#243;n: absueltos de culpa y restablecidos en la amistad con Dios. Ver nota a 1,17..#Flp 2,8; Heb 5,8. 20En cuanto a la ley, &#250;nicamente sirvi&#243; para que el delito se multiplicara. Pero cuanto m&#225;s se multiplic&#243; el pecado, tanto m&#225;s abundante fue la gracia. 21As&#237; que, lo mismo que el pecado implant&#243; el reinado de la muerte, ahora ser&#225; la gracia la que reine por la justicia,#5,21: por la justicia: Otra posible traducci&#243;n: absolvi&#233;ndonos de culpa y restableci&#233;ndonos en la amistad con Dios. Ver nota a 1,17. conduci&#233;ndonos a la vida eterna por medio de Jesucristo, Se&#241;or nuestro.</div>
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<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch5" data-usfm="ACT.5">
 <div class="label">5</div><div class="s1">Anan&#237;as y Safira</div><div class="p"> 1Pero un hombre llamado Anan&#237;as, junto con su mujer, de nombre Safira, vendi&#243; una finca 2y, de acuerdo con la esposa, retuvo una parte del precio y puso lo restante a disposici&#243;n de los ap&#243;stoles. 3Pedro le dijo:</div><div class="p">&#8212;Anan&#237;as, &#191;por qu&#233; has permitido que Satan&#225;s te convenciera para mentir al Esp&#237;ritu Santo, guardando para ti parte del precio de la finca?#ver Lc 22,3; Jn 13,2. 4Tuya era antes de venderla y, una vez vendida, tuyo era el producto de la venta. &#191;C&#243;mo se te ha ocurrido hacer una cosa semejante? No has mentido a los hombres sino a Dios.</div><div class="p"> 5Escuchar Anan&#237;as estas palabras y caer muerto al suelo fue todo uno, por lo que cuantos lo oyeron quedaron sobrecogidos de temor.#19,17; Lc 1,12.65. 6Enseguida se acercaron unos j&#243;venes, amortajaron el cad&#225;ver y lo llevaron a enterrar.</div><div class="p"> 7Unas tres horas m&#225;s tarde lleg&#243; su mujer, que ignoraba lo sucedido. 8Pedro le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;Dime, &#191;es este el valor total de la finca que vendisteis?</div><div class="p">Ella contest&#243;:</div><div class="p">&#8212;S&#237;, ese es.</div><div class="p"> 9Pedro le replic&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; os hab&#233;is confabulado para provocar al Esp&#237;ritu del Se&#241;or? Escucha, ya se oyen a la puerta los pasos de los que vuelven de enterrar a tu marido; ahora te llevar&#225;n a ti.#1 Co 10,9.</div><div class="p"> 10Al instante cay&#243; a sus pies y expir&#243;. Cuando entraron los j&#243;venes, era ya cad&#225;ver; as&#237; que se la llevaron y la enterraron junto a su marido. 11Como resultado de esto, la Iglesia entera y todos los que llegaron a saberlo quedaron sobrecogidos de temor.</div><div class="s1">Los ap&#243;stoles realizan milagros</div><div class="p"> 12Eran muchos los milagros y prodigios que se produc&#237;an entre el pueblo por medio de los ap&#243;stoles. Los fieles, por su parte, se reun&#237;an todos formando una pi&#241;a en el p&#243;rtico de Salom&#243;n.#2,42-47; 4,32-35. 13Pero nadie m&#225;s se atrev&#237;a a juntarse con ellos, aunque el pueblo los ten&#237;a en gran estima. 14Sin embargo, pronto fueron multitud los hombres y mujeres que creyeron en el Se&#241;or. 15Incluso sacaban a los enfermos a la calle y los pon&#237;an en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra tocara a alguno de ellos.#19,11-12; Mc 6,56. 16De los pueblos pr&#243;ximos a Jerusal&#233;n acud&#237;an tambi&#233;n muchedumbres de gentes llevando enfermos y personas atormentadas por esp&#237;ritus malignos, y todos eran curados.#8,6-8; Lc 4,40-41.</div><div class="s1">Persecuci&#243;n contra los ap&#243;stoles</div><div class="p"> 17Entonces, el sumo sacerdote y todos los de su partido, que era el de los saduceos, ciegos de furor, 18apresaron a los ap&#243;stoles y los metieron en la c&#225;rcel p&#250;blica. 19Pero un &#225;ngel del Se&#241;or abri&#243; por la noche la puerta de la prisi&#243;n y los hizo salir dici&#233;ndoles:</div><div class="p"> 20&#8212;Id y anunciad al pueblo, en medio del Templo, todo lo referente a esta forma de vida.</div><div class="p"> 21O&#237;do este mandato, se dirigieron de ma&#241;ana al Templo, donde empezaron a ense&#241;ar. Entre tanto, llegaron el sumo sacerdote y los de su partido, convocaron al Consejo Supremo y al pleno de los dirigentes israelitas, y mandaron traer de la c&#225;rcel a los presos. 22Fueron los guardias, pero no encontraron a los ap&#243;stoles en la prisi&#243;n; as&#237; que se volvieron e informaron del hecho 23con estas palabras:</div><div class="p">&#8212;Hemos hallado la c&#225;rcel cuidadosamente cerrada, y a los vigilantes en su puesto ante la puerta; pero al abrirla no hemos encontrado a nadie dentro.</div><div class="p"> 24Cuando el jefe de la guardia del Templo y los jefes de los sacerdotes escucharon la noticia, quedaron perplejos y se preguntaban qu&#233; habr&#237;a podido suceder.#4,1. 25Hasta que alguien lleg&#243; con esta informaci&#243;n:</div><div class="p">&#8212;Los hombres que metisteis en la c&#225;rcel est&#225;n en el Templo, tan tranquilos, ense&#241;ando al pueblo.</div><div class="p"> 26Fue entonces el jefe de la guardia con sus hombres y trajeron a los ap&#243;stoles, aunque sin violencia, por temor a ser apedreados por el pueblo.#Mt 14,5; Lc 20,19; 22,2. 27Una vez introducidos a la presencia del Consejo Supremo, el sumo sacerdote procedi&#243; a interrogarlos:</div><div class="p"> 28&#8212;Os ten&#237;amos terminantemente prohibido ense&#241;ar en nombre de ese. Pero resulta que hab&#233;is infestado Jerusal&#233;n con vuestra ense&#241;anza, y encima quer&#233;is hacernos responsables de la muerte de ese hombre.#Mt 27,25.</div><div class="p"> 29Pedro y los otros ap&#243;stoles respondieron:</div><div class="p">&#8212;Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.#4,19. 30El Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jes&#250;s, a quien vosotros matasteis colg&#225;ndolo en un madero.#2,23-24. 31Ha sido Dios quien lo ha elevado a la m&#225;xima dignidad y lo ha constituido jefe y salvador, para ofrecer a la naci&#243;n israelita la ocasi&#243;n de convertirse y de alcanzar el perd&#243;n de los pecados.#2,33.38; 3,19; 4,12; 13,23; Heb 2,10. 32Y nosotros somos testigos de ello junto con el Esp&#237;ritu Santo, que Dios ha concedido a quienes lo obedecen.#1,8; Jn 15,26.</div><div class="p"> 33Los miembros del Consejo perdieron los estribos al o&#237;r esto y quer&#237;an matarlos.#7,54. 34Pero hab&#237;a en el Consejo un fariseo llamado Gamaliel, doctor en la ley y muy respetado por todo el pueblo; este tom&#243; la palabra, mand&#243; que sacasen de la sala durante unos instantes a los detenidos 35y dijo a los presentes:</div><div class="p">&#8212;Israelitas, reflexionad bien sobre lo que os propon&#233;is hacer con estos hombres. 36Hace poco apareci&#243; un tal Teudas pretendiendo ser alguien importante, y logr&#243; reunir unos cuatrocientos adeptos. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y quedaron reducidos a la nada. 37Despu&#233;s de &#233;l, durante la &#233;poca del censo, apareci&#243; Judas, el galileo, y arrastr&#243; a una buena parte del pueblo tras de s&#237;; pero cuando tambi&#233;n a &#233;l lo mataron, todos sus partidarios se esfumaron. 38Por eso, en esta ocasi&#243;n, mi consejo es que no os met&#225;is con estos hombres y que los dej&#233;is en paz. Porque si los mueve un prop&#243;sito o inter&#233;s humano, fracasar&#225;n; 39pero, si es Dios quien los mueve, no podr&#233;is acabar con ellos. Y pudiera ser que estuvierais luchando contra Dios.</div><div class="p">Ellos aceptaron su consejo; 40as&#237; que llamaron a los ap&#243;stoles, los azotaron y les prohibieron terminantemente hablar sobre Jes&#250;s. Despu&#233;s los soltaron.#4,18. 41Los ap&#243;stoles salieron del Consejo llenos de alegr&#237;a por haber sido considerados dignos de sufrir por Jes&#250;s.#Mt 5,10-12; 1 Pe 4,13. 42Y, tanto en el Templo como por las casas, continuaron d&#237;a tras d&#237;a ense&#241;ando y proclamando la buena noticia de que Jes&#250;s era el Mes&#237;as.#2,46; 9,22; 17,3; 18,5.28.</div>
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