Venga tu reinoMuestra

ORACIÓN:

Dios, Tú eres un padre amoroso. Gracias por ser paciente conmigo mientras aprendo a confiar en Ti.

LECTURA:

¿Sabías que el crecimiento tiene un costo? Antes de que podamos avanzar en nuestro viaje de crecimiento, es necesario reconocer lo que perderemos. Lo creas o no, parte de la razón por la cual no avanzamos en crecimiento es debido a que nos beneficiamos al permanecer donde estamos—disfrutando la comodidad, seguridad, la ilusión del control, o cualquier cantidad de otras cosas.

En Gálatas 4:6-8, Pablo nos dice que construir nuestras vidas sobre cosas equivocadas nos hace esclavos. Eso es un lenguaje fuerte, pero Pablo está haciendo algo muy estratégico aquí. Pablo está aludiendo a una parte de la historia de Israel poco después de que fueron liberados de la esclavitud en Egipto. Dios levantó a Moisés y ejecutó grandes milagros para liberarlos de esas cadenas, y los Israelitas alabaron a Dios por su libertad. Pero no pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a quejarse acerca de cómo ellos extrañaban los beneficios y comodidades de sus vidas en Egipto ¡Es más, comenzaron a hablar de regresar! ¿Te puedes imaginar el estar nostálgicos por una tierra donde fueron esclavos?

Eso puede sonar loco, pero según Pablo, ese deseo puede ser más familiar de lo que piensas. Si hay algo que necesitas tanto que no puedes imaginar tu vida sin ello, entonces eres esclavo de esa cosa. Has entregado tu libertad. Estás atado a eso. Puede ser una posesión, una relación, un título o una reputación.

Porque hemos recibido una nueva identidad en Jesús, aquellas cadenas han sido rotas y hay un nuevo paso pavimentando el camino a nuestra libertad. Y aunque es una idea clara y aparentemente simple, no siempre es fácil en la práctica. Una cosa es sacarte de la esclavitud y otra es sacar esa esclavitud de ti.

Nuestra tendencia es volver continuamente a lo que aparentemente nos ha proporcionado comodidad, seguridad y protección, pero sin dejar de dar la espalda al camino hacia la plenitud y la libertad que Dios desea para nosotros. 

Pero hay buenas noticias para ti hoy. ¡Dios es un padre amoroso!

Imagínate a un padre viendo a su niño pequeño dar sus primeros e inseguros pasos. ¿Cómo se siente? ¿Cómo reacciona? ¿Está impaciente y frustrado porque su niño no va más lejos? ¿Estalla de rabia cuando las rodillas de su niño se vuelven inestables y lo hacen caer al piso? ¿Crees que verías una extraordinaria decepción en sus ojos al oírle gritar, “¿Por qué no caminas? ¡Mira a tu hermano mayor! ¡Él puede dar vueltas alrededor de la casa! ¿Por qué no te pones las pilas?”?

¡De ninguna manera! Ni en un millón de años esperarías ese tipo de reacción. ¿Por qué no? Porque un padre amoroso celebra los pasos del bebé, no importa cuán pequeños sean. Él sabe que esos pasos son el inicio de un largo camino para llegar a ser un adulto maduro. Él es paciente con el progreso y celebra cada victoria, no importa cuán pequeña sea. 

De la misma forma, Tu Padre celestial anhela verte avanzar en tu vida espiritual y celebra tus pasos de bebé.

REFLEXIÓN:

He aquí dos preguntas para que reflexiones hoy. ¿Qué es lo que obtengo al permanecer donde estoy? ¿Y hay algo que tenga demasiado miedo de perder? 

Mientras comienzas a responder estás preguntas, pídele a Dios la gracia y fortaleza que necesitas para tomar un pequeño pasó de confianza hoy. Luego tómate un tiempo para dar gracias a Dios por su paciencia y su perdón que salen a tu encuentro cada vez que vuelves a tropezar con esa antigua vida y forma de pensar.