Firmes Y ConstantesMuestra
Crecer duele. Es una lección que aprendí hace un tiempo. Cuando un niño o un joven está en etapa de crecimiento, y sus pies aumentan de talla, ¿cómo averiguan que necesitan un número más que antes? Porque los zapatos le aprietan.
Así ocurre con nosotros. Cuando estamos siendo bien alimentados por la Palabra de Dios, en nuestra comunidad cristiana, y en nuestro tiempo devocional y personal con Dios; o cuando aprendemos a resolver situaciones bajo la dirección del Espíritu Santo, cuando perdonamos más rápido que ayer, al percibir a las personas con un valor que nunca antes habíamos apreciado, cuando valoramos los pequeños detalles del día a día, el nuevo despertar cada mañana, cuando nos sentimos agradecidos a Dios por lo que nos da, y por quién es Él, y dejamos a un lado, en sus manos, aquello que nos falta, sin afanarnos, sin agobiarnos, y confiando. Esto son sólo algunos de los frutos del crecimiento.
Y cuando esto se da, ha habido, seguramente, un momento de dolor. A veces el momento es un instante, y otras veces, el momento se convierte en un proceso, en una temporada, en una etapa. Obedecer la Palabra en contra de lo que sentimos o pensamos o desearíamos hacer o decir, duele. Perdonar a quien no merece nuestro perdón, pero hacerlo por amor a Jesús, duele. Aceptar la muerte de un ser querido sin entender por qué, cómo, o si se fue con el Señor, duele. Recibir críticas o vivir en cierta “soledad” por causa del liderazgo, de la responsabilidad, duele. Crecer duele, y esto es algo que debemos de aceptar, para afrontarlo y seguir adelante.
Cuando a un niño le duelen los zapatos porque su pie está creciendo, llora, se queja, lo comunica, y el papá o la mamá, le comprarán unos zapatos de una talla mayor, para que esté cómodo de nuevo, camine y se desarrolle correctamente. Hasta que llegue al máximo desarrollo posible, donde ya el pie no crece más, y entonces, dejará de doler.
Cuando tú y yo acudimos al único que nos conoce de verdad, nos comprende, nos acompaña, nos ayuda, nos proporciona un lugar de comodidad y aprendizaje, cuando acudimos al Espíritu Santo, estamos renunciando a nuestro orgullo y admitiendo que duele, y que necesitamos su ayuda. Y esa rendición, ese reconocimiento le da el lugar que merece a Jesús, lo coloca como Señor y dueño de nuestra vida, y además, nos proporciona lo que necesitamos para seguir desarrollando todo nuestro potencial.
Escritura
Acerca de este Plan
Firmes y Constantes es un devocional de la Iglesia Rey de Reyes. A lo largo de estos 7 días, podrás descubrir las claves para un crecimiento espiritual efectivo. La evidencia de una vida espiritualmente sana, es el crecimiento que se observa en ella, cuando no lo hay, se debe buscar la causa, y sanar el problema.
More
Nos gustaría agradecer a la Iglesia Rey de Reyes por brindar este plan. Para mayor información por favor visite: http://reydereyesad.org