Desarrollando una amistad con El Espíritu SantoMuestra

Día 5. ¡Prepárate!:

El último día de algo creemos, por lo general, que es el final, pero hoy no es el final, sino el inicio de una relación más profunda con tu amigo el Espíritu Santo. Ahora que has iniciado una amistad con Él, prepárate para ser diferente, prepárate para tener un amigo incondicional, prepárate para nuevos encuentros, prepárate para ser lleno de Él y su poder y prepárate para una vida nueva. 

¡Te tengo una noticia! Estos pasos puedes repetirlos todos los días, porque esta amistad tiene un inicio, pero no tiene fin. 

Quiero contarte un poco de mi relación con mi amado Amigo:

Siempre lo anhelé, pero no sabía cómo ir hasta Él. No entendía bien cómo era eso de hablarle sin verle… Leí varios libros que hablaban de Él y escuchaba muchas prédicas también, porque en mi corazón había un gran anhelo, y era conocerlo, ser llena y también ser bautizada por Él, tener la manifestación de hablar en otras lenguas. Pedía permiso en mi iglesia para ir a otras iglesias cuando había servicios especiales sobre el Espíritu Santo, siempre tuve hambre por Él. Una noche después de salir de la iglesia, llegué a casa y entré a mi recámara y le dije a Dios que, como Jacob, no me iría a dormir hasta recibir su promesa. Duré quizás cuatro horas y ya no soporté más el sueño. 

En la iglesia donde me congregaba en ese momento, mi esposo hacía una conferencia llamada "Despierta" y en el último día de la conferencia del año 2016, dijo uno de los predicadores: Pase al frente quien quiere recibir al Espíritu Santo. Y ahí estaba yo, en primera fila, esperando. Y así lo hice en muchas ocasiones, algunas veces salía triste y decepcionada porque sentía que no lo recibía o que no era lo suficientemente “buena” para recibirlo. Hasta que un día, estando sentada sin que nadie en ese momento me ministrara, pude sentir su amor, su abrazo y también fui bautizada con el don de hablar en otras lenguas. Fui llena de su poder. Ese día, comprendí que no es una carrera, un momento o a través de una persona; el Espíritu Santo anhela ser nuestro amigo y para lograrlo solo necesitamos:

• Anhelarlo

• Buscarlo

• Tener una relación con Él 

• Creer en Él 

No es un programa, es una relación. No es un día, es una amistad sin fin. 

Amigo o amiga que lees, el Espíritu Santo es el mejor amigo del mundo. Es quien siempre está, quien nunca falla, quien nos enseña, quien nos muestra a Dios, quien nos enseña a agradar a Papá. Él es quien nos abraza cuando nos sentimos tristes y solos. Él es quien nos consuela y quien nos ama. 

Una de las experiencias más inolvidables que he tenido con Él, fue un día en el que me sentía muy pero muy triste y estando en la iglesia, llorando desconsoladamente, le dije: Espíritu Santo, abrázame. Esto lo repetí varias veces. Luego, mientras yo sentía que nada estaba ocurriendo, pasé al altar de la iglesia para que oraran por mí. Ahí estaba yo, junto a muchas otras personas; cuando de repente, aun con mis ojos cerrados, veo a alguien que era muy similar a un ángel, tenía alas grandes y era muy alto. No pude ver su rostro, pero sí su cuerpo y estatura. Estaba ahí, al frente de mí y al abrir los ojos podía seguir viéndolo. Luego vi que Él se acercaba solo a mí y me abrazaba muy fuerte, sus alas me arropaban literalmente y no podía dejar de llorar. ¡¡Estaba sintiendo su consuelo!! ¡Fue hermoso! Pero mi sorpresa mayor fue que quien estaba orando por las personas vino a orar por mí y me dijo que veía que alguien me estaba abrazando, y cuando esta persona lo describió, era exactamente como yo lo estaba viendo al frente de mí y luego abrazándome. 

¡Ese es nuestro amigo fiel! Así es Él… Él nos ama, Él no nos abandona. Ese día salí de la iglesia llena de su amor y sin ninguna aflicción. 

Prepárate para el inicio de una grandiosa relación con el Espíritu Santo. ¡Te sorprenderá!

Mi oración para ti hoy es que estés listo para disfrutar de la mejor relación con tu amigo, y oro en el nombre de Jesús para que hoy mismo puedas ser sorprendido o sorprendida por Él de manera sobrenatural. No tengas miedo.