¿Quién se queda con los diezmos?

El Conocimiento Para Una Vida De Intimidad Con Dios

Redimidos, Elegidos e Herederos

Ansiedad

Ofrendas Maldecidas

Cómo ser libres de una conciencia perturbada

Oraciones Productivas Para Una Vida De Intimidad Con Dios

La Unidad Para Una Vida de Intimidad Con Dios

El Evangelismo Para Una Vida De Intimidad Con Dios

La Vigilia Para Una Vida De Intimidad Con Dios

La Palabra (versión española)

<div class="version vid210 iso6393spa" data-vid="210" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch17" data-usfm="ACT.17.16+ACT.17.17+ACT.17.18+ACT.17.19+ACT.17.20+ACT.17.21+ACT.17.22+ACT.17.23+ACT.17.24+ACT.17.25+ACT.17.26+ACT.17.27+ACT.17.28+ACT.17.29+ACT.17.30+ACT.17.31+ACT.17.32+ACT.17.33+ACT.17.34">
 <div class="p">16Mientras esperaba en Atenas a Silas y a Timoteo, Pablo se sent&#237;a exasperado al ver la ciudad sumida en la idolatr&#237;a. 17Conversaba en la sinagoga con los jud&#237;os y con los que, sin serlo, rend&#237;an culto al Dios verdadero; y lo mismo hac&#237;a diariamente en la plaza mayor con los transe&#250;ntes.#10,2 (segunda nota); 18,19. 18Tambi&#233;n entraron en contacto con &#233;l algunos fil&#243;sofos epic&#250;reos y estoicos. Unos preguntaban:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qu&#233; podr&#225; decir este charlat&#225;n?</div><div class="p">Otros, bas&#225;ndose en que anunciaba la buena nueva de Jes&#250;s y de la resurrecci&#243;n, comentaban:</div><div class="p">&#8212;Parece ser un propagandista de dioses extranjeros.</div><div class="p"> 19As&#237; que, sin m&#225;s miramientos, lo llevaron al Are&#243;pago y le preguntaron:</div><div class="p">&#8212;&#191;Puede saberse qu&#233; nueva doctrina es esta que ense&#241;as?#4,5-7; 5,27-33; 9,15; 22,30; 24,1-2; 25,23; Lc 21,12 y par. 20Pues nos est&#225;s llenando los o&#237;dos con extra&#241;as ideas y queremos saber qu&#233; significa todo esto.</div><div class="p"> 21(T&#233;ngase en cuenta que todos los atenienses, y tambi&#233;n los residentes extranjeros, no se ocupaban m&#225;s que de charlar sobre las &#250;ltimas novedades).</div><div class="s1">Discurso de Pablo en el Are&#243;pago</div><div class="p"> 22Pablo, erguido en el centro del Are&#243;pago, tom&#243; la palabra y se expres&#243; as&#237;:</div><div class="p">&#8212;Atenienses: resulta a todas luces evidente que sois muy religiosos.#(ver 13,16-41; 20,18-35; 22,1-21). 23Lo prueba el hecho de que, mientras deambulaba por la ciudad contemplando vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripci&#243;n: &#171;Al dios desconocido&#187;. Pues al que vosotros ador&#225;is sin conocerlo, a ese os vengo a anunciar. 24Es el Dios que ha creado el universo y todo lo que en &#233;l existe; siendo como es el Se&#241;or de cielos y tierra, no habita en templos construidos por hombres#7,48; Is 42,5; Sal 50,12; 51,16; 146,6; Mt 11,25; 1 Re 8,27; Is 66,1. 25ni tiene necesidad de ser honrado por humanos, pues es &#233;l quien imparte a todos vida, aliento y todo lo dem&#225;s. 26&#201;l ha hecho que, a partir de uno solo,#17,26: de uno solo: Bastantes mss., algunos de reconocido valor, dicen: de una sola sangre. las m&#225;s diversas razas humanas pueblen la superficie entera de la tierra, determinando las &#233;pocas concretas y los lugares exactos en que deb&#237;an habitar.#Gn 1,27; Dt 32,8. 27Y esto para ver si, aunque fuese a tientas, pudieran encontrar a Dios, que realmente no est&#225; muy lejos de cada uno de nosotros. 28En &#233;l, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos. Como bien dijeron algunos de vuestros poetas: &#171;Estirpe suya somos&#187;. 29Siendo, pues, estirpe de Dios, no debemos suponer que la divinidad tenga alg&#250;n parecido con esas im&#225;genes de oro, plata o m&#225;rmol, que son labradas por el arte y la inspiraci&#243;n humana.#Is 40,18-20; 44,10-17. 30Y aunque es verdad que Dios no ha tomado en cuenta los tiempos en que reinaba la ignorancia, ahora dirige un aviso a todos los humanos, dondequiera que est&#233;n, para que se conviertan.#3,17; Rm 3,25; Ef 4,18. 31Y ya tiene fijado el d&#237;a en que ha de juzgar con toda justicia al mundo; a tal fin ha designado a un hombre, a quien ha dado su aprobaci&#243;n delante de todos al resucitarlo de la muerte.#10,42; Sal 9,8; 96,13; 98,9.</div><div class="p"> 32Cuando oyeron hablar de resurrecci&#243;n de muertos, unos lo tomaron a burla. Y otros dijeron:</div><div class="p">&#8212;&#161;Ya nos hablar&#225;s de ese tema en otra ocasi&#243;n!#(ver 24,25).</div><div class="p"> 33As&#237; que Pablo abandon&#243; la reuni&#243;n. 34Sin embargo, hubo quienes se unieron a &#233;l y abrazaron la fe; entre ellos, Dionisio, que era miembro del Are&#243;pago; una mujer llamada D&#225;maris y algunos otros.</div>
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 <div class="chapter ch18" data-usfm="ACT.18">
 <div class="label">18</div><div class="s1">Pablo en Corinto</div><div class="p"> 1A ra&#237;z de esto, Pablo parti&#243; de Atenas y se dirigi&#243; a Corinto. 2Encontr&#243; all&#237; a un jud&#237;o llamado Aquila, natural del Ponto, y a su esposa Priscila. Hab&#237;an llegado de Italia cuando el emperador Claudio orden&#243; salir de Roma a todos los jud&#237;os. Pablo entr&#243; en contacto con ellos 3y, como era de su mismo oficio, se aloj&#243; en su casa, y trabajaron asociados. Su oficio era fabricar tiendas de campa&#241;a.#20,34; 1 Co 4,12; 9,13-15; 1 Ts 2,9; 2 Ts 3,8. 4Todos los s&#225;bados, interven&#237;a Pablo en la sinagoga e intentaba convencer tanto a jud&#237;os como a no jud&#237;os.</div><div class="p"> 5Al llegar Silas y Timoteo de Macedonia, Pablo se dedic&#243; totalmente al anuncio del mensaje, dando testimonio ante los jud&#237;os de que no hab&#237;a m&#225;s Mes&#237;as que Jes&#250;s.#5,42; 17,4; 1 Ts 3,1-6. 6Pero como los jud&#237;os no dejaban de llevarle la contraria y de insultarlo, sacudi&#243; su capa ante ellos en se&#241;al de protesta y les advirti&#243;:</div><div class="p">&#8212;Vosotros sois los responsables de cuanto os suceda. Mi conciencia est&#225; limpia de culpa; a partir de ahora, me dedicar&#233; a los no jud&#237;os.#13,45-46; 20,26; Mt 10,14 y par.; 27,25.</div><div class="p"> 7Dicho esto, se retir&#243; de all&#237; y entr&#243; en casa de uno de los que, sin ser jud&#237;os, rend&#237;an culto al verdadero Dios, un tal Ticio Justo, que viv&#237;a junto a la sinagoga. 8Por entonces, Crispo, el jefe de la sinagoga, crey&#243; en el Se&#241;or junto con toda su familia. Tambi&#233;n creyeron y se bautizaron muchos corintios que escucharon el mensaje.#10,2; 1 Co 1,14.</div><div class="p"> 9Cierta noche, dijo el Se&#241;or a Pablo en una visi&#243;n:</div><div class="p">&#8212;No tengas ning&#250;n temor. Sigue anunciando la buena nueva sin que nada te haga callar.#27,24; Ex 3,12; Jue 6,12.16; Is 41,10; 43,5; Jr 1,8; Lc 1,13.30. #15,14. #9,12; 10,3; 13,31; 16,9-10; 23,11; 27,23. 10Yo estoy contigo, y nadie te atacar&#225; ni te causar&#225; da&#241;o; adem&#225;s, hay muchos en esta ciudad que est&#225;n destinados a formar parte de mi pueblo. 11As&#237; que Pablo se qued&#243; all&#237; un a&#241;o y medio exponi&#233;ndoles el mensaje de Dios.</div><div class="s1">Comparecencia ante Gali&#243;n</div><div class="p"> 12Pero siendo Gali&#243;n proc&#243;nsul de Acaya, los jud&#237;os la emprendieron juntos contra Pablo y lo condujeron ante los tribunales 13con esta acusaci&#243;n:</div><div class="p">&#8212;Este individuo induce a la gente a rendir a Dios un culto que va contra la ley.</div><div class="p"> 14Pablo iba a intervenir, cuando Gali&#243;n respondi&#243; a los jud&#237;os:</div><div class="p">&#8212;Si se tratara de un crimen o de un delito grave, os prestar&#237;a la atenci&#243;n que requiriera el caso.#23,29; 25,18-19 (ver 16,35-39; 26,31-32); Jn 18,31. 15Pero si todo es cuesti&#243;n de palabras y de discusiones sobre particularidades de vuestra ley, solucionadlo vosotros mismos. Yo no quiero ser juez de tales asuntos.</div><div class="p"> 16Y, sin m&#225;s, los ech&#243; del tribunal. 17Agarraron entonces entre todos a S&#243;stenes, el jefe de la sinagoga, y le dieron de palos ante el mism&#237;simo tribunal. Pero Gali&#243;n permaneci&#243; imperturbable, sin hacer ning&#250;n caso.</div><div class="s1">Regreso a Antioqu&#237;a</div><div class="p"> 18Pablo se qued&#243; todav&#237;a en Corinto durante bastante tiempo. Despu&#233;s se despidi&#243; de los hermanos y se embarc&#243; para Siria junto con Priscila y Aquila. En Cencreas se hab&#237;a rapado la cabeza para cumplir una promesa que hab&#237;a hecho. 19Al llegar a &#201;feso, Pablo se separ&#243; de sus acompa&#241;antes, entr&#243; en la sinagoga y estuvo discutiendo con los jud&#237;os. 20Le rogaron estos que se quedara por m&#225;s tiempo, pero &#233;l se neg&#243;, 21aunque les dijo al despedirse:</div><div class="p">&#8212;Si Dios quiere,#18,21: Si Dios quiere: Algunos mss. dicen: en todo caso es necesario que yo celebre en Jerusal&#233;n la pr&#243;xima fiesta; pero si Dios quiere&#8230; volver&#233; a visitaros.</div><div class="p">Zarp&#243;, pues, de &#201;feso,#1 Co 4,19. 22hizo escala en Cesarea para acercarse a saludar a la iglesia y prosigui&#243; luego su viaje hasta Antioqu&#237;a.</div><div class="ms2">Tercer viaje misionero de Pablo (18,23&#8211;21,16)</div><div class="s1">Apolo en &#201;feso</div><div class="p"> 23Al cabo de una temporada en Antioqu&#237;a, se puso otra vez en camino, y recorri&#243; sucesivamente las regiones de Galacia y Frigia, confortando en la fe a todos los disc&#237;pulos.#16,6.</div><div class="p"> 24Lleg&#243; por entonces a &#201;feso un jud&#237;o llamado Apolo, natural de Alejandr&#237;a, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. 25Hab&#237;a sido iniciado en el camino del Se&#241;or y, lleno de entusiasmo, hablaba y ense&#241;aba con esmero los temas concernientes a Jes&#250;s, aunque no conoc&#237;a m&#225;s bautismo que el de Juan. 26Comenz&#243;, pues, a ense&#241;ar con decisi&#243;n en la sinagoga; pero cuando lo escucharon Priscila y Aquila, lo tomaron consigo y le expusieron con mayor exactitud todo lo referente al camino de Dios. 27Al manifestar &#233;l su deseo de ir a Acaya, los hermanos apoyaron tal decisi&#243;n y escribieron a los disc&#237;pulos de aquella provincia para que lo acogieran con cari&#241;o. Una vez all&#237;, fue de gran ayuda para quienes por gracia de Dios eran ya creyentes;#(ver 2 Co 3,1). 28con s&#243;lidos argumentos refutaba en p&#250;blico a los jud&#237;os demostr&#225;ndoles, con las Escrituras en la mano, que Jes&#250;s era el Mes&#237;as.#5,42; 9,22; 17,3; 18,5.</div>
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 <div class="chapter ch19" data-usfm="ACT.19">
 <div class="label">19</div><div class="s1">Actividad de Pablo en &#201;feso</div><div class="p"> 1Durante la estancia de Apolo en Corinto, Pablo estuvo recorriendo las regiones interiores de Asia Menor. Cuando finalmente lleg&#243; a &#201;feso, encontr&#243; all&#237; a un grupo de disc&#237;pulos #18,27 (ver nota). 2a quienes pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Recibisteis el Esp&#237;ritu Santo cuando abrazasteis la fe?</div><div class="p">&#8212;Ni siquiera hemos o&#237;do hablar del Esp&#237;ritu Santo &#8212;le respondieron.#2,4.38; 18,16; Jn 7,39.</div><div class="p"> 3&#8212;Entonces, &#191;qu&#233; bautismo hab&#233;is recibido? &#8212;pregunt&#243; Pablo.</div><div class="p">&#8212;El bautismo de Juan &#8212;contestaron.</div><div class="p"> 4Pablo les explic&#243;:</div><div class="p">&#8212;Juan bautizaba como se&#241;al de conversi&#243;n, e invitaba a la gente a creer en el que hab&#237;a de venir despu&#233;s de &#233;l, es decir, en Jes&#250;s.#Mt 3,11; Mc 1,4.7-8.</div><div class="p"> 5Al o&#237;r esto, se bautizaron en el nombre de Jes&#250;s, el Se&#241;or.#2,38. 6Acto seguido, cuando Pablo les impuso las manos, descendi&#243; el Esp&#237;ritu Santo sobre ellos y comenzaron a expresarse en un lenguaje misterioso y a hablar en nombre de Dios.#2,4; 6,6; 8,17. 7En total eran unas doce personas.</div><div class="p"> 8Durante tres meses estuvo Pablo asistiendo a la sinagoga, donde hablaba sobre el reino de Dios con firme convicci&#243;n y con argumentos persuasivos.#17,2; 18,26. 9Pero como algunos se obstinaban en no creer y, adem&#225;s, trataban de desprestigiar ante la asamblea el nuevo camino del Se&#241;or, Pablo decidi&#243; apartarse de ellos y formar un grupo aparte con los disc&#237;pulos, a quienes instru&#237;a a diario en un aula de la escuela de Tirano.#13,46; 18,6-7. 10Esta situaci&#243;n se prolong&#243; por dos a&#241;os, de modo que todos los habitantes de la provincia de Asia, tanto jud&#237;os como no jud&#237;os, tuvieron ocasi&#243;n de escuchar el mensaje del Se&#241;or.#14,3.10. 11Dios realizaba extraordinarios milagros por medio de Pablo, 12hasta el punto de que el simple contacto con los pa&#241;uelos y otras prendas usadas por Pablo bastaba para curar a los enfermos o expulsar a los esp&#237;ritus malignos.#5,15; Mc 6,56.</div><div class="s1">Los siete exorcistas, hijos de Esceva</div><div class="p"> 13Hab&#237;a all&#237; entonces unos exorcistas itinerantes jud&#237;os que tambi&#233;n se serv&#237;an del nombre de Jes&#250;s, el Se&#241;or, en sus exorcismos sobre los pose&#237;dos de esp&#237;ritus malignos. La f&#243;rmula que utilizaban era esta: &#171;&#161;Os conjuro por Jes&#250;s, a quien Pablo anuncia!&#187;.#16,17; Mc 9,38; Lc 9,49. 14Los que as&#237; actuaban eran siete hijos de un jud&#237;o llamado Esceva, jefe de los sacerdotes. 15Pero el esp&#237;ritu maligno les respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;Conozco a Jes&#250;s y s&#233; qui&#233;n es Pablo. Pero &#191;qui&#233;nes sois vosotros?</div><div class="p"> 16De pronto, el poseso se abalanz&#243; sobre ellos y, domin&#225;ndolos a todos, los maltrat&#243; con tal violencia que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y maltrechos. 17Esto se supo en todos los barrios de &#201;feso, tanto por parte de jud&#237;os como de no jud&#237;os, con lo que el temor se apoder&#243; de todos, aumentando sobremanera el prestigio de Jes&#250;s, el Se&#241;or.#5,5.11. 18Muchos de los nuevos creyentes no dudaron en reconocer p&#250;blicamente sus anteriores pr&#225;cticas supersticiosas. 19Y un buen n&#250;mero de personas que se hab&#237;an dedicado a la magia recogieron sus libros y los quemaron a la vista de todos. Un c&#225;lculo aproximado del valor de aquellos libros arroj&#243; la cifra de cincuenta mil monedas de plata. 20Tal era la fuerza arrolladora con que se extend&#237;a e impon&#237;a el mensaje del Se&#241;or.#6,7; 12,24.</div><div class="s1">La revuelta de los orfebres efesinos</div><div class="p"> 21As&#237; las cosas, se propuso Pablo visitar Macedonia y Acaya, para continuar luego hasta Jerusal&#233;n. Se dec&#237;a a s&#237; mismo: &#171;Despu&#233;s que llegue all&#237;, tendr&#233; tambi&#233;n que visitar Roma&#187;.#23,11; Rm 1,13; 15,23; 2 Co 1,16. 22Envi&#243;, por tanto, a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras &#233;l se qued&#243; alg&#250;n tiempo m&#225;s en la provincia de Asia.</div><div class="p"> 23Por aquellas fechas se origin&#243; un serio mot&#237;n popular a causa del nuevo camino del Se&#241;or.#9,2 (nota). 24Cierto orfebre llamado Demetrio fabricaba reproducciones en plata del templo de Artemisa, con lo cual facilitaba cuantiosas ganancias a los artesanos.#16,16. 25Reuni&#243; el tal Demetrio a estos y a los dem&#225;s obreros del ramo y les dijo:</div><div class="p">&#8212;Compa&#241;eros, ya sab&#233;is que nuestro bienestar depende de nuestro oficio. 26Y seguro que habr&#233;is visto y o&#237;do c&#243;mo ese individuo, Pablo, ha logrado convencer a multitud de gente, no solo en &#201;feso, sino en casi toda la provincia de Asia, que no pueden ser dioses los que fabricamos con nuestras manos.#17,29. 27Esto no solamente trae consigo el riesgo de desacreditar nuestra profesi&#243;n, sino de que se pierda el respeto al templo de nuestra gran diosa Artemisa y cese el culto que actualmente se rinde a su divina grandeza en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.</div><div class="p"> 28Al o&#237;r estas palabras, enardecidos de furia, comenzaron a gritar:</div><div class="p">&#8212;&#161;Viva la Artemisa de &#201;feso!</div><div class="p"> 29La agitaci&#243;n conmovi&#243; a la ciudad entera, que se precipit&#243; en masa hacia el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, los dos macedonios compa&#241;eros de Pablo. 30Este quiso presentarse ante la muchedumbre amotinada, pero se lo impidieron los disc&#237;pulos. 31Incluso algunos amigos suyos, que ostentaban altos cargos en la provincia de Asia, le enviaron aviso para disuadirlo de que hiciera acto de presencia en el teatro. 32Mientras tanto, el desconcierto reinaba entre la multitud. Unos gritaban una cosa; otros, otra. Pero la mayor parte ignoraba para qu&#233; se hab&#237;a congregado. 33Algunos de los presentes animaron a un tal Alejandro para que hablara en nombre de los jud&#237;os. Alejandro pidi&#243; silencio haciendo se&#241;as con la mano de que deseaba hablar al pueblo.#12,17; 13,16; 21,40. 34Pero al advertir que era jud&#237;o, todos a una se pusieron a gritar:</div><div class="p">&#8212;&#161;Viva la Artemisa de &#201;feso!</div><div class="p">Y as&#237; estuvieron gritando durante casi dos horas. 35El secretario de la ciudad consigui&#243; calmar a la muchedumbre y se expres&#243; as&#237;:</div><div class="p">&#8212;Efesios, nadie desconoce que a la ciudad de &#201;feso le ha sido encomendada la custodia del templo de la gran Artemisa y de su imagen venida del cielo. 36Como esto es innegable, conviene que os apacig&#252;&#233;is antes de cometer cualquier barbaridad. 37Estos hombres que hab&#233;is tra&#237;do, ni son sacr&#237;legos ni han insultado a nuestra diosa. 38Por tal raz&#243;n, si Demetrio y sus artesanos creen tener motivo para querellarse contra alguien, para eso est&#225;n los tribunales y los proc&#243;nsules. Que cada uno presente all&#237; sus respectivas demandas. 39Y si ten&#233;is alguna otra demanda que presentar, tambi&#233;n debe ser tramitada por curso legal en la asamblea. 40A decir verdad, corremos el riesgo de ser acusados de sedici&#243;n por lo que hoy ha sucedido, pues no existe motivo razonable para explicar este tumulto.</div><div class="p">Y dicho esto, disolvi&#243; la reuni&#243;n.</div>
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 <div class="chapter ch20" data-usfm="ACT.20">
 <div class="label">20</div><div class="s1">Visita a Macedonia y a Grecia</div><div class="p"> 1Cuando se aplac&#243; el alboroto, Pablo mand&#243; llamar a los disc&#237;pulos para infundirles &#225;nimo. Despu&#233;s se despidi&#243; de ellos y parti&#243; para Macedonia.#16,10-12 (ver notas); 19,21-22; Rm 15,26; 1 Co 16,5; 2 Co 1,16; Flp 4,15; 1 Ts 1,7; 1 Tm 1,3. 2Recorri&#243; aquella regi&#243;n, confortando a los fieles con abundantes exhortaciones, y finalmente lleg&#243; a Grecia, 3donde pas&#243; tres meses. Cuando estaba a punto de embarcar para Siria, supo que los jud&#237;os hab&#237;an organizado un complot contra &#233;l; as&#237; que decidi&#243; regresar por Macedonia. 4Lo acompa&#241;aban#20,4: Lo acompa&#241;aban: Numerosos mss., alguno de valor, dicen: Lo acompa&#241;aron hasta la provincia de Asia. S&#243;pater, hijo de Pirro y natural de Berea; los tesalonicenses Aristarco y Segundo, Gayo de Derbe y Timoteo; y tambi&#233;n T&#237;quico y Tr&#243;fimo, oriundos de la provincia de Asia. 5Estos se nos adelantaron y nos esperaron en Troas. 6Nosotros, despu&#233;s de la fiesta de la Pascua, tomamos el barco en Filipos, y a los cinco d&#237;as nos unimos a ellos en Troas, donde pasamos una semana.</div><div class="s1">Resurrecci&#243;n del joven Eutiquio en Troas</div><div class="p"> 7El primer d&#237;a de la semana nos reunimos para partir el pan. Pablo se puso a hablarles y, como ten&#237;a que marcharse al d&#237;a siguiente, se extendi&#243; en su charla hasta la medianoche. 8Multitud de l&#225;mparas alumbraban la habitaci&#243;n en que nos hall&#225;bamos congregados en la parte superior de la casa.#1,13; Lc 22,12. 9Sentado en el antepecho de la ventana estaba un joven llamado Eutiquio, quien, como se alargaba la pl&#225;tica de Pablo, comenz&#243; a dormirse. Vencido ya completamente por el sue&#241;o, cay&#243; desde el tercer piso abajo. Cuando lo recogieron, estaba muerto. 10Pablo baj&#243; r&#225;pidamente y se tendi&#243; sobre &#233;l. Lo tom&#243; luego en sus brazos y les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#161;No os preocup&#233;is, est&#225; vivo!#1 Re 17,17-24; 2 Re 4,30-37 (ver 9,41 y Mc 5,39-41).</div><div class="p"> 11Subi&#243; otra vez y continu&#243; con el partimiento del pan; y, una vez que hubo comido, prolong&#243; su charla hasta el amanecer. Concluido todo, se march&#243;. 12En cuanto al muchacho, lo llevaron vivo, y todos se sintieron muy consolados.</div><div class="s1">Viaje desde Troas a Mileto</div><div class="p"> 13Como Pablo hab&#237;a decidido hacer el viaje por tierra, nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a As&#243;n con el fin de recogerlo all&#237;. 14Cuando se nos uni&#243; en As&#243;n, subi&#243; a bordo con nosotros y navegamos hasta Mitilene. 15Zarpamos de all&#237; y al d&#237;a siguiente pasamos a la altura de Qu&#237;o y llegamos a Samos un d&#237;a despu&#233;s.#20,15: despu&#233;s: Varios mss., alguno de cierto valor, a&#241;aden: hicimos luego escala en Trogilio. Navegamos un d&#237;a m&#225;s y arribamos a Mileto. 16Pablo no quiso hacer escala en &#201;feso para evitar demorarse en la provincia de Asia, pues le urg&#237;a estar en Jerusal&#233;n, a ser posible, el d&#237;a de Pentecost&#233;s.</div><div class="s1">Pablo se despide en Mileto de los dirigentes de la Iglesia</div><div class="p"> 17No obstante, desde Mileto Pablo mand&#243; llamar a los dirigentes de la iglesia de &#201;feso.#11,30 (nota). 18Cuando estuvieron a su lado, les dijo:</div><div class="p">&#8212;Conoc&#233;is perfectamente la conducta que he observado entre vosotros desde el primer d&#237;a de mi llegada a la provincia de Asia. 19He servido al Se&#241;or con toda humildad, en medio de las angustias y pruebas que me sobrevinieron a causa de las maquinaciones de los jud&#237;os.#17,5.13; 18,12; 20,3; 21,31; 23,12-13; 25,3. 20Nada he callado que pudiera seros de utilidad, y no he dejado de anunciaros el mensaje y de ense&#241;aros en p&#250;blico y en privado.#20,27. 21He instado a jud&#237;os y no jud&#237;os a convertirse a Dios y a creer en Jes&#250;s, nuestro Se&#241;or.#3,16.19; 10,43. 22Ahora, como veis, me dirijo a Jerusal&#233;n impelido por el Esp&#237;ritu, sin saber a ciencia cierta lo que all&#237; me acontecer&#225;.#21,4.11 (ver 9,16). 23Eso s&#237;, el Esp&#237;ritu Santo me asegura que no hay ciudad en la que no me esperen prisiones y sufrimientos. 24Por lo que a mi vida respecta, en nada la aprecio. Solo aspiro a terminar mi carrera y a culminar la tarea que me encomend&#243; Jes&#250;s, el Se&#241;or: proclamar la buena noticia de que Dios nos ha dispensado su favor.#21,13; Flp 3,13-14; 2 Tm 4,7.</div><div class="p"> 25Ahora s&#233; que ninguno de vosotros, entre quienes pas&#233; anunciando el reino de Dios, volver&#225; a verme m&#225;s. 26Por eso, quiero hoy declarar ante vosotros que tengo la conciencia limpia en relaci&#243;n con lo que os pueda suceder.#18,6. 27Nada he callado de cuanto deb&#237;a anunciaros sobre el plan de Dios. 28Cuidad de vosotros mismos y de todo el reba&#241;o sobre el que os ha puesto el Esp&#237;ritu Santo como vigilantes. Pastoread la Iglesia que el Se&#241;or adquiri&#243; con el sacrificio de su propia vida.#Lc 12,32; Flp 1,1 (nota); 1 Tm 3,2 (nota); Heb 13,20; 1 Pe 1,18-19; 2,25; 5,2. 29S&#233; que despu&#233;s de mi partida se introducir&#225;n entre vosotros lobos feroces que no tendr&#225;n compasi&#243;n del reba&#241;o.#Mt 7,15; Jn 10,12 (ver 1 Pe 5,8-9; 2 Pe 2,1); 1 Jn 2,19. 30De entre vuestras mismas filas surgir&#225;n individuos que propagar&#225;n falsas doctrinas y arrastrar&#225;n a los disc&#237;pulos tras s&#237;. 31Vigilad, por tanto, y recordad que durante tres a&#241;os no ces&#233; de aconsejar d&#237;a y noche, incluso con l&#225;grimas, a cada uno de vosotros. 32Ahora os encomiendo a Dios y a su mensaje de amor; un mensaje que tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en la fe y alcancen la herencia prometida.#26,18; Dt 33,3-4; Ef 1,14.18; 2,20-22; Heb 9,15; 1 Pe 1,4. 33No he apetecido ni dinero ni vestidos de nadie. 34Bien sab&#233;is que, trabajando con mis propias manos, he ganado mi sustento y el de mis compa&#241;eros.#18,3; 1 Co 4,12; 9,12-15. 35Os he demostrado as&#237; en todo momento que es preciso trabajar para socorrer a los necesitados, teniendo presente aquella m&#225;xima de Jes&#250;s, el Se&#241;or: &#171;M&#225;s dicha trae el dar que el recibir&#187;.</div><div class="p"> 36Cuando Pablo termin&#243; de hablar, se puso de rodillas, junto con todos los dem&#225;s, y or&#243;.#20,25; 21,5-6. 37Todos lloraban desconsoladamente y abrazaban y besaban a Pablo. 38El pensar que, seg&#250;n hab&#237;a dicho, no volver&#237;an a verlo, les part&#237;a el coraz&#243;n. Seguidamente, lo acompa&#241;aron hasta el barco.</div>
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 <div class="chapter ch21" data-usfm="ACT.21">
 <div class="label">21</div><div class="s1">Viaje de Pablo a Jerusal&#233;n</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de separarnos de los hermanos, nos embarcamos y, sin torcer el rumbo, llegamos a Cos. Al d&#237;a siguiente tocamos Rodas, y de all&#237; fuimos a Patara, 2donde encontramos un barco que part&#237;a para Fenicia. Tomamos pasaje en &#233;l y zarpamos. 3Nos aproximamos luego a Chipre, que dejamos a babor, para continuar rumbo a Siria. Poco despu&#233;s arribamos a Tiro, donde la nave deb&#237;a descargar sus mercanc&#237;as. 4All&#237; encontramos algunos disc&#237;pulos y nos quedamos durante una semana en su compa&#241;&#237;a. Impulsados por el Esp&#237;ritu Santo, los hermanos de Tiro aconsejaban a Pablo que desistiera de su viaje a Jerusal&#233;n. 5Pero pasados aquellos d&#237;as, nos dispusimos a seguir nuestra ruta. Todos ellos, con sus mujeres y sus hijos, nos acompa&#241;aron hasta las afueras de la ciudad. All&#237;, puestos de rodillas en la playa, oramos.#20,36. 6Tras intercambiar saludos de despedida, subimos a bordo de la nave, y ellos regresaron a sus casas.</div><div class="p"> 7De Tiro nos dirigimos a Tolemaida, donde pusimos fin a nuestra traves&#237;a. Saludamos all&#237; a los hermanos y pasamos un d&#237;a con ellos. 8Marchamos al d&#237;a siguiente a Cesarea y fuimos a ver a Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos en su casa.#6,5; 8,5-6.26-40. 9Ten&#237;a Felipe cuatro hijas solteras que pose&#237;an el don de profec&#237;a.#2,17; Jl 3,1 (ver 1 Co 11,5).</div><div class="s1">El profeta Agabo</div><div class="p"> 10Llev&#225;bamos ya varios d&#237;as en Cesarea, cuando lleg&#243; de Judea un profeta llamado Agabo.#11,28. 11Vino a vernos, tom&#243; el cintur&#243;n de Pablo, se at&#243; con &#233;l los pies y las manos y dijo:</div><div class="p">&#8212;Esto dice el Esp&#237;ritu Santo: &#171;As&#237; atar&#225;n los jud&#237;os en Jerusal&#233;n al due&#241;o de este cintur&#243;n. Despu&#233;s lo entregar&#225;n en manos de extranjeros&#187;.#20,23.</div><div class="p"> 12Al o&#237;r esto, tanto los creyentes de la localidad como nosotros rogamos a Pablo que no fuera a Jerusal&#233;n.#20,24; Mt 16,22. 13Pero &#233;l respondi&#243;:</div><div class="p">&#8212;&#191;Por qu&#233; me desanim&#225;is con vuestro llanto? Estoy dispuesto no solo a dejarme encadenar, sino a morir en Jerusal&#233;n por la causa de Jes&#250;s, el Se&#241;or.</div><div class="p"> 14Y, como no hab&#237;a manera de disuadirlo, dejamos de insistir, diciendo resignados:</div><div class="p">&#8212;&#161;Que se haga la voluntad del Se&#241;or!#Lc 22,42 y par.</div><div class="p"> 15Unos d&#237;as m&#225;s tarde, preparamos nuestro equipaje y nos dirigimos a Jerusal&#233;n. 16Nos acompa&#241;aron algunos disc&#237;pulos de Cesarea, quienes nos prepararon alojamiento en casa de Mnas&#243;n, un antiguo creyente chipriota.</div><div class="ms2">Pablo, arrestado en Jerusal&#233;n (21,17&#8211;23,22)</div><div class="s1">Visita de Pablo a Santiago</div><div class="p"> 17Cuando llegamos a Jerusal&#233;n, los hermanos nos recibieron con alegr&#237;a. 18Al d&#237;a siguiente fuimos con Pablo a visitar a Santiago. Asistieron a la reuni&#243;n todos los dirigentes.#11,30; 15,13 (notas). 19Pablo los salud&#243; y a continuaci&#243;n les refiri&#243; detalladamente todo lo que Dios hab&#237;a llevado a cabo entre los no jud&#237;os por su ministerio.#14,27; 15,3-4. 20Ellos alabaron a Dios al o&#237;r esto, pero al mismo tiempo dijeron a Pablo:</div><div class="p">&#8212;Como ves, hermano, millares de jud&#237;os son ahora creyentes. Y todos siguen siendo fieles observantes de la ley.#21,28 (ver 16,3; 28,17; Rm 2,25-29; 3,21-26; Ga 2,3; 3,22). 21Por otra parte, les han informado que t&#250; induces a todos los jud&#237;os residentes en el extranjero a abandonar la ley de Mois&#233;s y que les aconsejas que no circunciden a sus hijos ni observen nuestras tradiciones. 22&#191;Qu&#233; hacer en tal situaci&#243;n? Porque, sin duda, se enterar&#225;n de que has llegado. 23Lo mejor es que sigas este consejo que te damos. Est&#225;n con nosotros cuatro hombres obligados a&#250;n a cumplir una promesa. 24Ll&#233;valos contigo, participa con ellos en el ritual de la purificaci&#243;n y paga lo que les cueste raparse la cabeza. Todos sabr&#225;n as&#237; que los rumores que circulan acerca de ti carecen de fundamento, y que t&#250; mismo observas y cumples fielmente la ley. 25En lo concerniente a los no jud&#237;os que han abrazado la fe, en su d&#237;a les comunicamos por escrito nuestra decisi&#243;n, a saber, que se abstengan de comer carne ofrecida a los &#237;dolos o procedente de animales ahogados, y que se abstengan tambi&#233;n de alimentarse de sangre y de cometer cualquier clase de inmoralidad sexual.#15,19-20.28-29.</div><div class="p"> 26Tom&#243;, pues, Pablo consigo a aquellos hombres, y al siguiente d&#237;a inici&#243; con ellos la ceremonia de la purificaci&#243;n. Despu&#233;s entr&#243; en el Templo para fijar la fecha en que, una vez terminado el per&#237;odo de la purificaci&#243;n, deb&#237;a ofrecerse un sacrificio por cada uno de ellos.</div><div class="s1">Detenci&#243;n de Pablo en el Templo</div><div class="p"> 27A punto de cumplirse los siete d&#237;as, unos jud&#237;os de la provincia de Asia vieron a Pablo en el Templo y, amotinando a la gente, se abalanzaron sobre &#233;l 28mientras gritaban:</div><div class="p">&#8212;&#161;Israelitas, ayudadnos! &#161;Este es el individuo que va por todas partes difamando nuestra naci&#243;n, nuestra ley y este sagrado recinto! Por si fuera poco, ha introducido extranjeros en el Templo, profanando as&#237; este santo lugar.</div><div class="p"> 29Es que hab&#237;an visto antes a Pablo andar por la ciudad en compa&#241;&#237;a de Tr&#243;fimo, de &#201;feso, y supon&#237;an que tambi&#233;n lo hab&#237;a llevado al Templo. 30La ciudad entera se alborot&#243;; y la gente acudi&#243; en masa. Agarraron a Pablo, lo sacaron fuera del Templo y cerraron sus puertas inmediatamente. 31Estaban dispuestos a matarlo, cuando lleg&#243; al comandante de la guarnici&#243;n la noticia de que toda Jerusal&#233;n estaba alborotada. 32Al momento moviliz&#243; un grupo de soldados y oficiales y corri&#243; a cargar contra los agitadores. A la vista del comandante y sus soldados, la gente dej&#243; de golpear a Pablo. 33Se adelant&#243; luego el comandante, arrest&#243; a Pablo y dio orden de atarlo con dos cadenas. Pregunt&#243; despu&#233;s qui&#233;n era y qu&#233; hab&#237;a hecho.#(ver 21,11). 34Pero entre aquella masa, unos gritaban una cosa, y otros, otra. As&#237; que, al no poder el comandante conseguir alg&#250;n dato cierto en medio de aquel tumulto, orden&#243; conducir a Pablo a la fortaleza. 35Cuando llegaron a la escalinata, la multitud estaba tan enardecida, que los soldados tuvieron que llevar en volandas a Pablo; 36detr&#225;s, el pueblo en masa vociferaba sin cesar:</div><div class="p">&#8212;&#161;M&#225;talo!#22,22; Lc 23,18; Jn 19,15.</div><div class="s1">Autodefensa de Pablo</div><div class="p"> 37Estaban ya a punto de introducirlo en el interior de la fortaleza, cuando Pablo dijo al comandante:</div><div class="p">&#8212;&#191;Puedo hablar un momento contigo?</div><div class="p">&#8212;&#191;Sabes hablar griego? &#8212;le dijo extra&#241;ado el comandante&#8212;. 38Entonces, &#191;no eres t&#250; el egipcio que hace unos d&#237;as provoc&#243; una revuelta y se fue al desierto con cuatro mil guerrilleros?</div><div class="p"> 39&#8212;Yo soy jud&#237;o &#8212;respondi&#243; Pablo&#8212;, natural de Tarso de Cilicia, una ciudad importante. Te ruego que me permitas hablar al pueblo.</div><div class="p"> 40Concedido el permiso, Pablo se situ&#243; en lo alto de la escalinata e hizo con la mano un adem&#225;n para conseguir la atenci&#243;n del pueblo. Se hizo un profundo silencio y Pablo comenz&#243; a hablar en arameo:#12,17; 13,16; 19,33; 26,14.</div>
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 <div class="chapter ch22" data-usfm="ACT.22.1+ACT.22.2+ACT.22.3+ACT.22.4+ACT.22.5+ACT.22.6+ACT.22.7+ACT.22.8+ACT.22.9+ACT.22.10+ACT.22.11+ACT.22.12+ACT.22.13+ACT.22.14+ACT.22.15+ACT.22.16+ACT.22.17+ACT.22.18+ACT.22.19+ACT.22.20+ACT.22.21+ACT.22.22+ACT.22.23+ACT.22.24+ACT.22.25+ACT.22.26+ACT.22.27+ACT.22.28+ACT.22.29">
 <div class="p">1&#8212;Hermanos israelitas y dirigentes de nuestra naci&#243;n, escuchad lo que ahora voy a alegar ante vosotros en mi defensa.#7,2.</div><div class="p"> 2Al o&#237;r que se expresaba en arameo, prestaron m&#225;s atenci&#243;n.</div><div class="p"> 3&#8212;Soy jud&#237;o &#8212;afirm&#243; Pablo&#8212;; nac&#237; en Tarso de Cilicia, pero me he educado en esta ciudad. Mi maestro fue Gamaliel, quien me instruy&#243; con esmero en la ley de nuestros antepasados. Siempre he mostrado un celo ardiente por Dios, igual que vosotros hoy. 4He perseguido a muerte a los seguidores de este nuevo camino del Se&#241;or, apresando y metiendo en la c&#225;rcel a hombres y mujeres.#8,3; 9,1-2.14; 22,19; 26,9-11; 1 Co 15,9; Ga 1,13.23; Flp 3,6; 1 Tm 1,13. 5De ello pueden dar testimonio el sumo sacerdote y todo el Consejo de Ancianos, pues de ellos recib&#237; cartas para nuestros correligionarios jud&#237;os de Damasco, adonde me dirig&#237;a con el prop&#243;sito de apresar a los creyentes que all&#237; hubiera y traerlos encadenados a Jerusal&#233;n para ser castigados.</div><div class="s1">Pablo relata su vocaci&#243;n</div><div class="p"> 6Iba, pues, de camino cuando, cerca ya de Damasco, hacia el mediod&#237;a, me envolvi&#243; de repente una luz deslumbrante que proced&#237;a del cielo.#9,3-19; 26,12-18. 7Ca&#237; al suelo y escuch&#233; una voz que me dec&#237;a: &#171;Sa&#250;l, Sa&#250;l, &#191;por qu&#233; me persigues?&#187;. 8&#171;&#191;Qui&#233;n eres, Se&#241;or?&#187;, pregunt&#233;. &#171;Soy Jes&#250;s de Nazaret, a quien t&#250; persigues&#187;, me contest&#243;. 9Mis acompa&#241;antes vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. 10Yo pregunt&#233;: &#171;&#191;Qu&#233; debo hacer, Se&#241;or?&#187;. El Se&#241;or me dijo: &#171;Lev&#225;ntate y vete a Damasco. All&#237; te dir&#225;n lo que se te ha encargado realizar&#187;. 11Como el fulgor de aquella luz me hab&#237;a dejado ciego, mis acompa&#241;antes me condujeron de la mano hasta Damasco.</div><div class="p"> 12Hab&#237;a all&#237; un hombre llamado Anan&#237;as, fiel cumplidor de la ley y muy estimado por todos los residentes jud&#237;os. 13Este vino a mi encuentro y, poni&#233;ndose a mi lado, me dijo: &#171;Hermano Sa&#250;l, recobra la vista&#187;. Al instante recobr&#233; la vista y pude verlo. 14Anan&#237;as, por su parte, a&#241;adi&#243;: &#171;El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para manifestarte su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su propia voz. 15Porque debes ser su testigo ante todos de cuanto has o&#237;do y presenciado.#1,8. 16No pierdas tiempo ahora; anda, baut&#237;zate y lib&#233;rate de tus pecados invocando el nombre del Se&#241;or&#187;.#1,5; 2,21.38; Rm 10,13.</div><div class="p"> 17A mi regreso a Jerusal&#233;n, un d&#237;a en que estaba orando en el Templo tuve un &#233;xtasis. 18Vi al Se&#241;or, que me dec&#237;a: &#171;Date prisa. Sal enseguida de Jerusal&#233;n, pues no van a aceptar tu testimonio sobre m&#237;&#187;. 19&#171;Se&#241;or &#8212;respond&#237;&#8212;, ellos saben que yo soy el que iba por las sinagogas para encarcelar y torturar a tus creyentes.#22,4. 20Incluso cuando mataron a Esteban, tu testigo, all&#237; estaba yo presente aprobando el proceder y cuidando la ropa de quienes lo mataban&#187;.#7,58; 8,1. 21Pero el Se&#241;or me contest&#243;: &#171;Ponte en camino, pues voy a enviarte a las m&#225;s remotas naciones&#187;.#9,15; 13,46-47; 26,17-18; Ga 1,15-16; 2,7-9.</div><div class="s1">Pablo y el comandante romano</div><div class="p"> 22Hasta aqu&#237; todos hab&#237;an escuchado con atenci&#243;n; pero en ese momento comenzaron a gritar:#21,36.</div><div class="p">&#8212;&#161;Fuera con &#233;l! &#161;No merece vivir!</div><div class="p"> 23Como no dejaban de vociferar, de agitar sus mantos y de arrojar polvo al aire, 24el comandante mand&#243; que metieran a Pablo en la fortaleza y lo azotasen, a ver si confesaba y de esa forma era posible averiguar la raz&#243;n del griter&#237;o contra &#233;l. 25Pero cuando lo estaban amarrando con las correas, Pablo dijo al oficial all&#237; presente:</div><div class="p">&#8212;&#191;Ten&#233;is derecho a azotar a un ciudadano romano sin juzgarlo previamente?#16,37; 23,27.</div><div class="p"> 26Al o&#237;r esto, el oficial fue a informar al comandante:</div><div class="p">&#8212;Cuidado con lo que vas a hacer; ese hombre es ciudadano romano.</div><div class="p"> 27El comandante lleg&#243; junto a Pablo y le pregunt&#243;:</div><div class="p">&#8212;Dime, &#191;eres t&#250; ciudadano romano?</div><div class="p">&#8212;S&#237; &#8212;contest&#243; Pablo.</div><div class="p"> 28&#8212;A m&#237; me ha costado una fortuna adquirir esa ciudadan&#237;a &#8212;afirm&#243; el comandante.</div><div class="p">&#8212;Pues yo la tengo por nacimiento &#8212;contest&#243; Pablo.</div><div class="p"> 29Al momento se apartaron de &#233;l los que iban a someterlo a tortura, y el propio comandante tuvo miedo al saber que hab&#237;a mandado encadenar a un ciudadano romano.#16,38.</div>
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