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DÍA 2 DE 3

¿Alguna vez has disfrutado de una vivencia espiritual que no podías explicar cómo paso? Puedo imaginar a alguien con los resultado de un examen médico en su mano, totalmente sorprendido y dándole todo el mérito a Dios de poder experimentar en primera persona, siendo testigo físico de un milagro en tiempo real de una sanidad divina o un papel que estaba encajonado durante años en una oficina pública y de un momento para otro llegar a las manos correctas colocándole un sello, un sello que cae como el martillo de un juez dictando sentencia a un fallo que a nuestra corta mirada parecía extenderse por los años y decimos: “ha sido la mano de Dios no la nuestra”, ya que para nosotros nos era inalcanzable e imposible.

Creo firmemente que la vida es mejor cuando no intervenimos nosotros, cuando somos totalmente dependientes de la mano de Dios. ¿Qué pasaría si Dios obrara de la manera que te mencionaba primero en todos los ámbitos de nuestra vida?

Que maravillosa experiencia tuvo Saulo de tarso camino a Damasco. Si, esa experiencia donde los evangélicos se detienen todavía a discutir si iba a caballo o no. La experiencia de encontrarse con el resplandor de luz, esa luz era el Cristo glorificado, esa luz que le traspasó el alma y cayó a tierra. ¡Que caída más hermosa! esa caída que representa mucho más que una caída física, es la caída del yo de Saulo, fue en esa caída donde el dejo toda su vida vieja, incluso las cartas, las órdenes de arresto que llevaba en su poder para arrestar a los creyentes, volaron por los aires.

Es en la caída de mi voluntad a los pies de Cristo donde se me revela su luz. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Esa pregunta es la señal más clara y contundente de una persona que ha renunciado completamente a su voluntad, ya no intervengo más sino que soy guiado por El. Ahora imaginemos juntos a una persona glorificando a Dios porque pudo resolver un conflicto confiando plenamente en Dios, dejándole a El tener el control hasta de las palabras a pronunciar ¿Señor, que quieres que yo diga? ¿Vamos de compras juntos? ¿Te gusta el color de esta prenda? Ya no vivo yo, ahora vive Cristo en mí.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

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Renunciar es soltar. Soltar es el primer paso para recibir todo lo nuevo y lo fresco que se nos ha de dar. Disfrutemos de este plan de lectura de tres días.

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Nos gustaría agradecer a Vida Zoé por brindar este plan. Para mayor información por favor visite: http://instagram.com/martinsebastiaok