Cristología Del Nuevo Testamento: Jesucristo Es El SeñorMuestra

Los nombres de Jesús: títulos cristológicos (Primera parte)

En la Biblia los nombres revelan la naturaleza profunda e íntima de una persona. Expresan la esencia misma de la gente y ponen de manifiesto la realidad más profunda de los hombres y las mujeres. En el nombre se presentan las características personales o los propósitos fundamentales en la vida. En efecto, los nombres son detalles de gran importancia al estudiar la teología y las narraciones bíblicas, especialmente cuando exploramos el tema de la cristología.

Los títulos que los primeros discípulos y seguidores de Jesús le dieron al Señor revelan las percepciones y los entendimientos de Sus dichos, enseñanzas y hechos. Y con el tiempo, especialmente luego de la resurrección, los creyentes ampliaron el catálogo de títulos cristológicos al percatarse que Jesucristo era el Señor para la gloria de Dios.

Cristo

Uno de los términos que se utiliza con más frecuencia en el Nuevo Testamento es jristos, que es un adjetivo griego que aparece unas 531 veces. La mayoría de las veces se relaciona con Jesús y lo describe como un personaje singular en las narraciones de los Evangelistas cristianos y los escritores neotestamentarios. La palabra griega es la traducción del arameo masiha y del hebreo masiah, que transmiten la idea de “ungido”, que en términos religiosos identifica a alguna persona separada y comisionada para alguna labor especial.

Señor

En el Nuevo Testamento, “Señor” es uno de los términos más utilizados. De tanta importancia es la palabra que a ese componente estadístico (¡unas 719 veces!) debemos añadir que en la gran mayoría de los casos la expresión se relaciona directamente con Jesús de Nazaret. Esa identificación neotestamentaria es un buen indicador de que, luego de la resurrección de Cristo, “Señor” se convirtió en una de las primeras comprensiones teológicas amplias de la vida y las acciones del famoso Rabino y Predicador de Galilea.

Desde el siglo II a. C., las comunidades judías en la antigua Palestina habían comenzado a relacionar directamente el nombre divino (en hebreo, YHWH) con “el Señor” (en arameo, mare o mara; en hebreo, adon o adonay; y en griego kurios). Esa práctica se asocia a la teología judía tradicional que evita pronunciar el nombre divino, para impedir la posibilidad de mencionarlo en vano.

En efecto, en el Nuevo Testamento, Dios es el kurios, que ciertamente significa Señor y lo describe de manera especial, digna y única. Esa misma palabra, kurios, que describe a la divinidad de manera inequívoca, también se utiliza para identificar directamente a Jesús.