Abrumada por mis bendiciones (Parte 2)Muestra

¿Qué te está atormentando hoy? ¿Qué es lo que te distrae y te impide enfocarte en estas palabras? ¿Qué pensamientos son los que te vienen a la mente y te hacen creer que tus peores miedos se harán realidad?

¿Qué pasaría si te dijera que hay una manera de dejar ir esos pensamientos y miedos?

Lee Éxodo 2:1-10.

Observa que esta madre también tuvo un dilema. Su problema no es el mismo que el tuyo, pero seguro que consumió todos sus pensamientos. Ella estaba tratando de proteger a su hijo de una muerte segura (Éxodo 1:15-21). Pero esta madre hizo todo lo que pudo. ¡Por tres meses escondió a su hijo! Ahora, no sé tus hijos, pero especialmente uno de los míos tenía un llanto bastante fuerte. Una voz de hombre profunda aun cuando era un bebé. Así que, esconderlo no habría sido tarea fácil. Pero ella lo hizo.

Y cuando ya había hecho todo lo que estaba a su alcance lo colocó en la cesta.

Ahora lee la serie de acontecimientos que siguen: la hija del rey va a bañarse en ese momento y justo ve la cesta, da la casualidad que su corazón es movido a compasión por ese bebé hebreo, le dice a la hermana mayor del bebé que estaba cerca que le traiga a una nodriza, la hermana le trae a su própia madre para que lo amamante mientras la hija del rey lo adopta como su propio hijo. ¡Le perdonaron la vida!

Estos "sucesos" no son meras coincidencias. Son del corazón de un Padre amoroso que está presente cuando ponemos nuestros problemas, temores y preocupaciones en Sus manos: la cesta. Él siempre está obrando a nuestro favor, para nuestro bien, usando todas las cosas. Él nos pide que le entreguemos nuestros hijos, nuestros esposos, nuestros temores y preocupaciones por nuestro bien y para Su gloria.

¿Cuál es tu miedo? ¿Tu circunstancia pesada? ¿Tu enfoque? ¿Lo puedes entregar?

¡Ponlo en la cesta! Retrocede y observa lo que sucede.

Dios mío, mis miedos me superan, lo sé. Estoy tratando de averiguar cómo disciplinar a mis hijos, pagar la próxima factura, amar a mi esposo, lidiar con mi madre, mis hermanos, mi vecino y todos los demás problemas de la vida que me abruman. Dame hoy el coraje para soltarte estas cosas. Tomo conscientemente la decisión de entregarlos en tus amorosas manos: la cesta. Dame paciencia para sentarme con las manos quietas y ojos para ver tu gran poder en acción. Confío en ti.