Caminando cerca del Maestro sus últimos díasMuestra

Viernes | María Ester Sánchez Núñez

¡Qué celebración de Pascua tan distinta la de hoy, de anoche! ¡Y en tantas otras muchas maneras que no tenemos ni idea! Una sucesión de acontecimientos tan injustos, tan necesarios, tan desbordados de amor

incomprensible...

Difícil conciliar cualquier tipo de descanso anoche. ¿Cómo era posible? Jesús en un sepulcro. Es cierto que lo había dicho El mismo. Lo mismo de cierto era que no terminamos de creerle cada vez que le oíamos...

¿Y ahora qué?

¿Sería cierto entonces también que después de tres días volvería a la vida? Alguien dice que los fariseos y principales sacerdotes si sospechan que algo se está cociendo y van a ver a Pilato de nuevo. Sospechan algo pero están equivocados. Piden precauciones, por si acaso: unos guardias romanos y un sello ante la tumba no fuese a ser que aquellos seguidores tuvieran la idea de robar y mentir después...

Sospechan que algo está pasando. Pero se equivocan en el lugar y en el qué. No es en Jerusalén, ni tiene que ver con un puñado de seguidores en duelo, ni siquiera con un cuerpo inerte en un sepulcro sellado. Se está librando algo mucho más complejo en el Hades. Y ni ellos, ni nadie, ni el mismo Satanás puede evitarlo.

Yo lo sé.

Lo sé por fe. Porque tampoco termino de entenderlo. Por fe me aferro hoy, que lo que me rodea son sollozos ahogados en brazos eternos, en la esperanza de que lo que no veo es más cierto que lo que ven mis ojos.