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Culpa
Hoy veremos la culpa desde dos perspectivas: Cuando está en otros y cuando está en nosotros. Iniciemos con la perspectiva de cuando está en otros.
No es lo mismo ser culpable que responsable, y lamentablemente en muchas ocasiones el culpable no será el responsable… ¿Cómo así? Son culpables los padres, que ahogados en sus vicios dan una educación mediocre a su hijo… pero es responsabilidad del hijo, ya luego de alcanzar cierta edad, elegir no seguir los pasos de sus padres y abrirse espacio en un camino de justicia y verdad.
Puede hacer algo de lógica y a la vez ruido… ya que realmente no siempre el que rompe el platillo será el responsable de repararlo, por injusto que parezca. Pero por otra parte, qué bueno que el que te rompa no será el responsable de repararte, sino que será tu responsabilidad. Siempre tendrás en tu interior la capacidad para regenerarte, no importando lo fuerte que haya sido el golpe… siempre y cuando te aferres a Dios.
En Ezequiel, Dios deja muy en claro que cada quien será juzgado según sus decisiones, no las decisiones que haya pensado que alguien tomó por él… así que no olvides: “El culpable no siempre será el responsable”.
La otra perspectiva de la culpa es cuando está de tu lado de la cancha… cuando has causado un daño que no previste en alguien o algo, o tal vez sí previste… solo que al verlo, te arrepentiste… ¿Cómo le das hacia atrás a la cinta?… Las palabras no pueden ser recogidas, y ¿borrar las acciones?… Un tanto complicado.
Date la oportunidad de ser perdonado. El perdón debe iniciar en ti. No vayas a buscar perdón, cuando tú mismo no te has perdonado. Recuerda siempre mirar primero al interior, pues como dice la palabra: “Del corazón habla la boca”. Si no hay en tu corazón perdón, aunque lo recibas de otra persona, seguirás con la misma carga de culpa:
1. Perdónate a ti mismo. Esto lo lograrás ante la presencia de Dios.
2. Pide perdón. Y, recibe con humildad la respuesta.
Al fallar, es importantísimo que no encubras tus faltas a Dios, Él ya las ha visto y lo único que provocará encubrirlas a él será una carga que secará tu interior, llenándote de amargura. Errar es de humanos. El único hombre llamado “conforme al corazón de Dios” fue un hombre que cometió grandes pecados, David.
Acerca de este Plan
Constantemente somos bombardeados con pensamientos contrarios a la mentalidad de Cristo, los cuales llenan nuestro interior de toxinas que nos hacen dudar de nuestra identidad como hijos de Dios. En este plan caminaremos hacia el corazón del Padre, exponiéndonos a Su verdad mientras desintoxicamos nuestro interior. Al final podremos declarar la verdad que cita 1 Juan 4:16: “He llegado a saber y creer que Dios me ama” (Énfasis añadido).
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Nos gustaría agradecer a Yaury Ortega por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/yau_ortega/
