Por Amor a SiónMuestra

Ningún texto puede ser entendido fuera de su contexto, y Génesis 12 no es la excepción. Para poder comprender lo que Dios le prometía a Abram (una nación grande), es necesario comprender los capítulos anteriores acerca de la humanidad y la Torre de Babel.

Antes de Babel, la humanidad era un solo grupo, una sola etnia, una sola lengua. Su propósito divino continuaba siendo: “Ser fructíferos, multiplicarse y llenar/gobernar la tierra". Sin embargo, una vez más la humanidad endurecida decidió hacer su voluntad y no la de Dios. La consecuencia de esto fue Dios interviniendo y trayendo distintas lenguas, lo cual provocaría el agrupamiento de individuos en etnias y finalmente cada uno de estos grupos se dispersaría por la tierra. Es aquí cuando vemos la creación de las primeras 70 naciones.

¿Será que acaso los planes de Dios fallaron? ¡Por supuesto que no! Dios no tiene “Plan B”. Sus propósitos son “Sí” y “Amén”. En Su sabiduría y autoridad, llamaría a un hombre de entre estas “naciones” para crear una nueva nación. Esta nación tendría una particularidad, su identidad y su propósito estarían eternamente ligados.

• Su identidad: Un pueblo elegido por Dios que llevaría Su nombre.
• Su propósito:“En ti serán bendecidas todas las familias de la tierra”.

Elección no es favoritismo, sino responsabilidad. Stan Lee, genio y autor de Spider-Man, escribió esta magnífica línea: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Israel fue formado para la redención de las naciones.

¿Por qué es importante Israel? Porque es el instrumento divino elegido para la redención de las naciones y del mundo. En mostrar Su fidelidad a Su pueblo Israel, todos podemos ver y testificar de Su fidelidad. Israel no es solo pasado, es presente y es futuro.

Tómate un momento y, en oración, pídele a Dios que revele Su corazón por Israel y las naciones.