¡Podrías ser la respuesta a la oración de alguien!

"Moisés estaba cuidando el rebaño de su suegro Jetro. Jetro era el sacerdote de Madián. Moisés condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto. Llegó a Horeb. Era el monte de Dios" (Éxodo 3:1 RVR1960).

Ayer vimos que Yahveh escuchaba las oraciones del pueblo de Israel y se preocupaba por ellos. En el capítulo siguiente, somos transportados al desierto y a Moisés. Ahora lo sabemos, pero nadie habría imaginado entonces que Moisés era la respuesta a sus oraciones.

Cuanto mayor me hago, más oigo a la gente decirme que yo soy una respuesta a sus oraciones. Lo que me resulta aún más fascinante es que esta frase suele ir acompañada de algo por lo que he estado orando y que me parece fuera de lo común, quizá demasiado grande o algo por lo que no debería orar. Es en esos momentos cuando recuerdo no sólo que Dios escucha nuestras oraciones, sino que también nos concede los deseos de nuestro corazón.

Sus planes son mayores de lo que podamos imaginar. Lo que pensamos que son nuestros propios pensamientos y planes pueden ser mucho más grandes que nosotros y estar entrelazados y conectados con la gente que nos rodea.

En tu día a día, recuerda que puedes ser la respuesta a la oración de alguien.

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