Devocional del día | EneroMuestra

Respetando a la autoridad

Pasaje Central: Hechos 23:1-5 NTV

Mirando fijamente al Concilio Supremo, Pablo comenzó: «Hermanos, ¡siempre he vivido ante Dios con la conciencia limpia!». Al instante, Ananías, el sumo sacerdote, ordenó a los que estaban cerca de Pablo que lo golpearan en la boca. Pero Pablo le dijo: «¡Dios te golpeará a ti, hipócrita corrupto! ¿Qué clase de juez eres si tú mismo infringes la ley al ordenar que me golpeen así?». Los que estaban cerca de Pablo, le dijeron: —¿Te atreves a insultar al sumo sacerdote de Dios? —Lo siento, hermanos. No me había dado cuenta de que él es el sumo sacerdote—contestó Pablo—, porque las Escrituras dicen: “No hables mal de ninguno de tus gobernantes”.

Para este tiempo, Pablo ya era un poderoso anunciador del maravilloso Evangelio de la gracia, el Señor Jesús le había revelado personalmente esta noticia, en ese momento los judíos eran profundamente religiosos, sin embargo, su celo por Dios ya había dejado de ser., estaban cegados y no lo sabían, así que, en este contexto Pablo tenía muchos enemigos poderosos, uno de ellos era Ananías, el sumo sacerdote. Cuando Pablo empezó a hablar en su defensa, lo primero que les dijo fue: Yo tengo mi conciencia tranquila, ignorando que el sumo sacerdote se encontraba ahí., éste al escuchar a Pablo, ordenó que los golpearan en la boca. Pablo molesto y adolorido, le responde: ¡Dios te golpeará a ti, hipócrita corrupto! ¿Qué clase de juez eres si tú mismo infringes la ley al ordenar que me golpeen así? Inmediatamente Pablo se da cuenta de que él era el sumo sacerdote, una autoridad establecida para los judíos, y aunque Pablo tenía razón en responder así, se disculpa, citando una escritura: “No hables mal de ninguno de tus gobernantes”. De esta manera, Pablo le estaba dando su lugar de respeto a su autoridad.

Medita: ¿Respeto a mis autoridades, aunque cometan errores, o los critico y juzgo?