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Llamados a crecer

DÍA 2 DE 3

Crecimiento y santidad

El cedrus libani, o cedro del Líbano, es una conífera que se puede ver aún hoy en las montañas de la cuenca del mediterráneo oriental. El Salmo 90:12 realiza un símil muy pintoresco entre este árbol y el crecimiento que puede alcanzar el justo: "El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano" (Salmos 92:12). No es un crecimiento menudo, sino que estos curiosos árboles pueden llegar a medir cuarenta metros de altura, el equivalente a un edificio de trece plantas. A la par, un árbol así puede proyectar una sombra de setenta y cinco metros, lo que era un beneficio añadido para pastores, granjeros, o viajeros en general en aquellos días remotos.

Esta promesa bíblica predice tácitamente que habrá un progreso exponencial en las muchas áreas de la vida del justo. O sea, que esta promesa está arraigada a una condición, la santidad. Dios tiene promesas de crecimiento para el justo, no así para aquellos que transitan en franca desobediencia a Dios y a su Palabra. Sería un acto deleznable que se premie al malo por ser malo, y Dios no caerá nunca en ese juego, porque es contrario a su naturaleza y carácter. “El mal perseguirá a los pecadores, mas los justos serán premiados con el bien” (Pr. 13:21).

Este mismo pensamiento está claramente reflejado en forma más extensa en el Salmo 1. En este capítulo se elogia al hombre que cuida su integridad y no se desvía tras los malos caminos de los pecadores. A estos justos se les promete que serán como árboles plantados junto a corrientes de aguas, que tendrán fruto todo el año y prosperarán vigorosamente. ¿No es maravilloso? ¡Hay galardón para el justo! Dios mismo es garante de que esto suceda.

No quiere decir esto que procuremos la santidad para conseguir beneficios, esa es una idea calculadora, pragmática, despreciable y lleva implícito un marcado interés egoísta. Amamos la justicia porque amamos a Dios. Obedecemos al Señor porque no queremos ofender su santidad, ni herir su corazón de padre. Y porque esto hacemos, Dios se complace en bendecirnos, nos hace crecer con fuerzas, arraigados en el fundamento imperecedero que es Cristo, y consiguiendo alturas insospechables que nos permiten proyectar una grata sombra para los que están fatigados en el camino.

Día 1Día 3

Acerca de este Plan

Llamados a crecer

El crecimiento cristiano es sinónimo de salud espiritual. Si no estamos creciendo y alcanzando de a poco la estatura de Cristo es porque algo estamos haciendo mal. Hay que detenerse, revisar cómo estamos y tomar decisiones pertinentes que nos acerquen al Señor, la fuente de nuestro crecimiento. En este plan te animo a ello.

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Nos gustaría agradecer a Como Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/osmanycruz/