Llamados a crecerMuestra
Crecimiento y comunión con Dios
El crecimiento de un cristiano está asociado a su conexión con la fuente de todo crecimiento que es Jesús. Si estamos desconectados de Él, como una rama que es desgajada de un árbol, se seca y muere. Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5). Por tanto, como hijos e hijas de Dios no debemos preocuparnos por crecer, sino por estar conectados a quien hace posible nuestro crecimiento.
Parece una idea sencilla y un plan fácil de seguir, pero como diría el conocido orador Jim Rohn, “lo que es fácil de hacer, es fácil de no hacer". Nos desviamos intentando crecer de manera artificial, emulando a otros, utilizando técnicas humanas, libros de autoayuda, esfuerzos propios que nos desgastan y nos frustran y todo eso con las mejores intenciones. Erramos al blanco porque dejamos a un lado la esencia de lo que somos, cavamos pozos propios, en lugar de beber del manantial inagotable que es Cristo. Nos deslizamos sin percatarnos de que algo malo está pasando con nosotros y nuestra relación con Dios se resiente porque no estamos vigilantes sobre nuestra dispersa espiritualidad.
La buena noticia es que si esto llegara a ocurrir, tenemos en Jesús ese cercano pastor que nos dirigirá otra vez al buen camino, nos ayudará a hacer inventario de las cosas que nos lastran y borrará cualquier mancha de rebelión y tozudez cuando en franca humildad le pidamos su perdón inefable. Así es Jesús y nunca dejará de sorprenderme tanta bondad.
Luchamos contra monumentales adversarios. El entretenimiento nos asedia, queriendo continuamente sustituir nuestro necesario reposo en Dios. Los afanes se abalanzan como derrumbes repentinos intentando robar nuestra paz que es Cristo. Los temores procuran disociar nuestra mirada fija en Jesús. Nuestra humanidad caída nos propone atajos insulsos a la libertad que solo puede dar el Señor. Estamos frecuentemente sumidos en escaramuzas contra la tentación en la que no siempre tenemos éxito. Solo conectados a Jesús en dulce comunión podremos resistir y avanzar en nuestro crecimiento a su semejanza.
Si nos llenamos de Él, automáticamente nos vaciamos de nosotros mismos. Su poder es incompatible con nuestras rebeliones, su Espíritu empuja fuera todo lo que es un estorbo a nuestro desarrollo espiritual. Todo es ganancia cuando caminamos en feliz comunión con nuestro Dios.
Acerca de este Plan
El crecimiento cristiano es sinónimo de salud espiritual. Si no estamos creciendo y alcanzando de a poco la estatura de Cristo es porque algo estamos haciendo mal. Hay que detenerse, revisar cómo estamos y tomar decisiones pertinentes que nos acerquen al Señor, la fuente de nuestro crecimiento. En este plan te animo a ello.
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Nos gustaría agradecer a Como Jesús por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/osmanycruz/