Pablo Y El EvangelioMuestra

Pablo y el Evangelio.

Quiero poner otra vez una base, pues me he dado cuenta que de pronto no la tenemos muy claro, y me gustaría que fueran a Romanos capítulo 1 versículos 16 y 17, que dice: "A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos, primeramente, pero también de los que no son judíos. De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe»".

Oremos: Espíritu Santo, háblanos por favor. Pablo, escribe este Libro de romanos como una carta, y se la escribe a los cristianos que están en Roma, que en su mayoría son creyentes gentiles. ¿Qué quiere decir gentiles? Pues que no eran del pueblo de Israel. Tú vas a leer la Biblia y vas a encontrar que la Biblia se dirige a tres grupos de personas:

Uno, al pueblo de Israel, Su pueblo, Su nación, adquirida por Él. Mejor dicho, Sus consentidos, por qué, no sabemos, eso lo sabremos cuando estemos cara a cara con Él, pero se dirige al pueblo de Israel. El segundo grupo es a los gentiles, que son los que no son pueblo de Israel, que son paganos, no han creído, que no han querido aceptar ni recibir las buenas noticias del Evangelio. Y el tercer grupo es la Iglesia. La Iglesia está conformada por todos aquellos, tanto israelitas como paganos que hemos creído en Jesús, que hemos aceptado su sacrificio, que hemos creído que Él, es el Mesías y hemos recibido el perdón de los pecados. Este es el grupo que se llama la Iglesia, cualquier persona, en cualquier momento de la historia de la humanidad que creyó en Jesús, recibió ese beneficio de la gracia y se hace parte de la Iglesia.

Y le escribe esta Carta de romanos a esos cristianos que en su mayoría eran gentiles, que habían recibido el Evangelio, que habían nacido de nuevo, que estaban comprometidos con seguir al Señor. Pero, estaban siendo molestados por creyentes judíos, que estaban tratando de mezclar la ley del Antiguo Testamento, con el cristianismo. Eso es algo que viene desde esa época y todavía hoy continua. Hoy en día, tú va a encontrar sectores del cristianismo que te predican que tú tiene que cumplir la ley, que tienes que hacer un montón de cosas para tu salvación. Hay cualquier tipo de legalismo, tanto el legalismo clásico, el legalismo de ley judía, como el legalismo contemporáneo que son, otro tipo de cosas.

Pero, en los primeros días de la Iglesia, muchos judíos que habían nacido de nuevo, muchos judíos israelitas que habían recibido a Jesús como Mesías, que creían verdaderamente que el cristianismo era la verdad; veían al cristianismo como una extensión del judaísmo, y entonces, por eso consideraban que la ley del Antiguo Testamento, la ley Mosaica era algo que tenía que cumplirse. Las reglas de la dieta, el rito de la circuncisión y otras prácticas religiosas. Ellos creían que estos eran los fundamentos para la fe cristiana, y por eso mezclaban el Antiguo Testamento con el Nuevo Pacto.

Por eso Pablo se levanta en contra de estas enseñanzas y proclama que la circuncisión, y las otras leyes de las costumbres judías, no eran necesarias para la salvación. Pablo escribe otra carta, porque este mensaje se empieza a difundir por todos lados, y llega a una región que es Galacia, donde están los gálatas.Y en la carta a los gálatas les dice cosas como estas: Gálatas Capítulo 1, del versículo 6 en adelante: Miren más o menos, como tenía Pablo que hablar, decía: Pero, si alguno de nosotros o un ángel del cielo les predicara acerca de unas buenas noticias distintas, de las que hemos predicado, ¡que caiga bajo maldición! No es que haya otro Evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el Evangelio de Cristo. Me asombra que tan pronto estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a otro Evangelio.

Si tú sigues leyendo Gálatas te vas a dar cuenta que hay momentos donde los llama insensatos, fascinados. Lo que pasa, es que para nosotros el concepto de fascinación o estar fascinados nos cambió. Lo usamos como una forma bonita. ¡Huy, me fascina esa niña! ¡Me fascina ese muchacho! ¡Me fascina ese vestido! ¡Me fascina ese lugar! Pero, en la época de Pablo, era como decirles tontos. Oye, muchos insensatos, tontos, ridículos, fascinados, por creer en una mentira legalista. Así que la próxima vez que te digan: ¡Me fascinas! Ya lo puedes ver desde otra perspectiva.

Pero, lo que estaba diciendo Pablo es que, si habían confiado para su salvación en esas cosas, Pablo usa una expresión muy fuerte: ¡Han caído de la gracia! Ahora, Romanos presenta esas mismas verdades, pero desde un punto de vista más doctrinal. Y Romanos expone la Gracia de Jesucristo a ambos creyentes judíos y gentiles. ¡Está escrito para todos! Cualquiera que verdaderamente entiende y abraza este mensaje de la gracia, cambiará para siempre la forma de relacionarse con Dios. Y ese es mi ideal, eso lo que yo quiero que ocurra.

Ahora, la revelación de Romanos sobre la gracia, lleva a los creyentes de una mentalidad de obras, que esa es la mentalidad que impera, que es relacionarme con Dios en mis propias fuerzas, lo que yo puedo hacer. A una mentalidad de gracia. La gracia me lleva a una dependencia y a una confianza total en el Señor. Una confianza total en su bondad y su gracia. ¡No en la nuestra! Y esa revelación, es la base de nuestra fe cristiana.