Pablo Y El EvangelioMuestra

Muy bien, terminamos entonces está enseñanza del Evangelio.

Y venimos hablando de que el Evangelio es por gracia y no es solamente la gracia en el momento en el que me hago cristiano, sino para todos los días. Pero, que nos enseñaron que llegaba un momento dónde todo dependía de nosotros, de nuestro comportamiento. Y veníamos diciendo que hay una motivación que debe ser lo que marca la diferencia. Que yo puedo dejar de congregarme, que yo puedo dejar de leer la Biblia. Pero, que Dios no va a dejar de amarme. Dios me seguirá amado exactamente igual. Lo que sí va a cambiar es que yo no voy a amar de la misma forma. Que yo no voy a poder tener ese vínculo y esa relación de amor, de la misma forma.

Y hablábamos de vivir en santidad, y de que tú no deberías vivir en santidad, y pensar; si soy lo suficientemente santo, entonces Dios me amará, aceptará, constestará mis oraciones, me sanará, me prosperará. ¡No! Que todo eso debe estar basado en la gracia, en tu relación con Dios. Y que el motivo real, marcaba la gran diferencia. Y te voy a decir cuál es el motivo, 1 Corintios capítulo 13, versículos 1 al 3: “Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios; si poseo todo conocimiento, si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, si entrego mi cuerpo para tener de qué presumir, pero no tengo amor, nada gano con eso”.

De nada me sirve que haga obras de caridad, si no hay amor no vale. Si tu motivación para vivir en santidad, dar dinero, dar a otros, sacrificar cosas por otros, es tratar de ganarte algo de parte de Dios, entonces estás mal, estás equivocado, no lo estás entendiendo.

Si lo que estás haciendo, lo haces para obtener una respuesta positiva de parte de Dios, estás equivocado. No se trata de que Dios te responda a ti, sino que tú le respondas a Él, nuestras obras y acciones deben ser respuesta de una relación en gracia con Él, basada en la gracia. La verdadera fe bíblica está basada en lo que Dios hizo por nosotros, no en lo que nosotros hacemos por Él.

Y el motivo de la santidad lo es todo, no se trata de porque eres santo, Dios se va a relacionar contigo. ¡No! Sino porque te relacionas con Él, entonces eres santo, eres santificado.

Y cuando vives bajo los parámetros equivocados, bajo el motivo equivocado, entonces te va a dar envidia de que Dios a unos sí les responde y a ti no. Dios a unos sí los sana y a ti no, la motivación es lo importante. Es lo que marca la diferencia, ¿de qué te estás perdiendo? ¿Que religiosidad hay en tu vida que te impide ver y disfrutar la gracia? ¿En qué momento dejaste de vivir en la gracia? Piensa, por favor.

¿Estás basando tu relación con Dios en tus esfuerzos personales? ¿Estás creyendo en la mentira del diablo que te hace creer que todo depende de ti? Y que porque hiciste, esto o aquello, mereces ciertas bendiciones.

La invitación de Dios sigue abierta y vigente para ti, y quiere relacionarse contigo, en gracia y amor. No en tus obras religiosas, Dios quiere encontrarse contigo y te lo estás perdiendo. Su gloriosa presencia está disponible para ti por la gracia. Y te la estás perdiendo.

Te invito a que pienses una vez más, si estás viviendo el Evangelio.

Que Dios te bendiga.

Por, Andrés Vargas y equipo TopCristianos

En TopCristianos esperamos que este plan devocional haya sido de bendición para tu vida, queremos que sepas que alrededor del mundo hay un grupo de personas orando por ti y por tu crecimiento espiritual porque creemos que, ¡eres una bendición!

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