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DESEO DE DIOS PARA EL HOMBRE

Por medio del apóstol Pedro, Dios nos recuerda que si hemos recibido el espíritu de adopción por medio del cual podemos llamar Abba Padre (Papá) a nuestro Dios, entonces NO deberíamos vivir para complacer todos aquellos deseos de nuestra carne en los cuales nos deleitábamos antes de venir a formar parte de la familia de Dios.

Ahora somos una Nación Santa y por lo tanto nuestras conversaciones, nuestros pensamientos y nuestras decisiones deberían ser un reflejo de la familia a la que pertenecemos.

Dicho de otra manera, Dios nos hizo nuevas criaturas en Cristo Jesús por medio del nuevo nacimiento que obro el Espíritu Santo en nosotros, por lo tanto Dios espera que nos ocupemos en fortalecer en la intimidad esa naturaleza espiritual que es semejante a la suya y así imitemos también su conducta.

Esto no es una opción a valorar o un consejo de un amigo del trabajo o la universidad que podamos simplemente ignorar y continuar con nuestro estilo de vida, es un llamado de Dios para su pueblo, «Sed santos, porque yo soy santo», a lo cual agrega recordemos que el precio que se pagó para rescatarnos de ese antiguo estilo de vida vacío y que no nos es provechoso, fue el de la preciosa sangre del unigénito Hijo de Dios.