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IDENTIDAD Y NATURALEZA

Como vimos el día de ayer, seguir la santidad en nuestras vidas no es una opción si no más bien es un imperativo.

Vale aclarar llegados a este punto que ser santos no es algo que ganamos por nuestros propios méritos, de hecho somos santos solo y únicamente gracias a Jesús, en Él somos declarados santos delante de Dios, el mundo nuestro estatus de pecadores a santos.

Ninguno de nosotros podríamos aún esforzándonos mucho ser santos en nuestras propias fuerzas, es un regalo de parte de Dios que viene incluido en la nueva naturaleza que hemos recibido en el nuevo nacimiento.

Ahora bien, debemos dejar en claro que Dios si espera que nosotros de manera consciente vivamos de acuerdo a esa nueva naturaleza, ejerciendo el dominio propio sobre nuestros sentidos, emociones y decisiones que tomamos continuamente.

En numerosos pasajes de la Biblia encontramos a Dios diciéndonos que es imposible que no haya tropiezos, que en algún momento fallaremos, pero también nos recuerda que su gracia es abundante, su misericordia se renueva cada mañana y Èl prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.

Pero esto no es una invitación a vivir una vida espiritual frívola, por el contrario es un recordatorio de que sin importar cuantas veces hayas tropezado en tu caminar con Cristo, TU NATURALEZA Y TU IDENTIDAD es la santidad y debes retomar tu rumbo en pos de ella.

Hasta que no te identifiques como santo muy difícilmente llegarás a comportarte como uno. La identidad es aquello que define quién eres y por consecuencia como actúas, Mírate en un espejo y recuérdate a ti mismo que eres hijo de Dios, comprado por un alto precio y purificado y santificado por la sangre de Jesús.