Ofrendas MaldecidasMuestra
¡Es cierto que podemos ofrendar lo que queramos, pero eso no significa que Dios lo acepte! Dios no acepta cualquier ofrenda. Si no es lo mejor que lo primero y no incluye nuestra vida, no esperemos que Dios apruebe lo que le estamos ofreciendo. En tiempos de Malaquías el Señor recriminó la falta de respeto en la presentación de las ofrendas: “¡Ustedes los sacerdotes no me respetan! ¡Me tratan como si no valiera nada!... Me ofenden cuando… ofrecen pan inmundo sobre mi altar(NBLH)… cuando me presentan como ofrenda animales… que no valen nada… Estoy muy molesto con ustedes…”, Malaquías 1:6-10 (TLA). Los sacerdotes despreciaban a Dios ofrendando lo que no servía. Ofrendas no faltaban en el altar; el problema era aún peor, ofrecían aquello que el altar no merecía recibir, ¡ofrendaban pan inmundo! La blasfemia del santuario es peor que la blasfemia de la calle. ¿Qué significa “pan inmundo” en el altar del Señor? Tiempo que sobra, un servicio barato y una ofrenda sin sacrificio; un ministerio sin pasión y una predicación fría, repleta de trivialidades y carente de Cristo, de su revelación y de su gloriosa Palabra. Necesitamos humillarnos y reconocer que estamos ofreciendo pan inmundo en el altar del Señor. No juguemos con los privilegios sagrados de la casa de Dios ni con las cosas santas del altar, pues acarrean condenación si no exaltan a Cristo. Los sacerdotes ofrecían a Dios ´regalos´ que el gobierno no recibiría. No se puede pacificar al Señor y obtener su favor con esa clase de adoración irreverente. Dios dijo “¡Prefiero que se cierren las puertas de mi templo! Ya no me traigan esta clase de ofrendas, porque… no se las voy a aceptar”, Malaquías 1:10 (TLA). La historia de los sacerdotes ‘adoradores irreverentes’ terminó en tragedia. “… Enviaré sobre ustedes maldición… maldeciré sus bendiciones; y en verdad, ya las he maldecido… porque ustedes no han respetado mi nombre…”, Malaquías 2:2 (NBLH, PDT). ¡Dios no nos bendice a medias, pero tampoco acepta un servicio a medias!
Escritura
Acerca de este Plan
¡Es cierto que podemos ofrendar lo que queramos, pero eso no significa que Dios lo acepte! ¡Si nuestro corazón está lejos de Dios la ofrenda es una burla y no vale más que un suspiro!
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar