Ofrendas MaldecidasMuestra
¡La ofrenda que Dios bendice es aquella que contiene la vida del ofrendante! Si hemos de esperar agradar a Dios y vivir bajo cielos abiertos debemos ir al altar con ‘todo’ y sacrificar ‘todo’ a Dios. ¿Estás dispuesto a ‘prenderte fuego’ a cambio de una vida sobrenatural? No estamos hablando de colocar bienes materiales en el altar. Eso es lo mínimo, algo fácil de hacer. Lo difícil es ir al altar, entregar nuestro corazón y decir: “¡en completa rendición!”. Honrar a Dios con palabras, canciones y aleluyas es fácil: “Este pueblo… con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí”, Isaías 29:13. Lo difícil es colocar la vida en el altar. ¿Sabes por qué? Porque la ofrenda representa el corazón del ofrendante. La ofrenda de Dios fue su hijo, Juan 3:16. El hijo de Dios se hizo carne y vivió en este mundo injusto sometiéndose a las injustas leyes de los hombres. Fue apresado como animal, golpeado, apaleado y escupido. Pusieron una pesada cruz en su espalda y luego desnudo, completamente desnudo, lo colgaron en ella para que no solo sufriera sino que también fuera avergonzado. ¿Y por qué soportó todo eso? Porque era la ofrenda viva de Dios para este mundo pecador. Dios dio ‘todo’ y no espera menos que ‘todo’ de nosotros. Dios mostró su corazón con su ofrenda. Al darnos a su hijo demostró cuánto nos ama. Dios sabía que unos pocos aceptarían su amor pero aun así dio ‘todo’. ¿Lo ves? La única forma de demostrarle a Dios que lo amamos es presentándonos en el altar con ‘todo’, con todas nuestras pretensiones, todas nuestras vanidades y todos nuestros deseos, sueños y proyectos personales. No retengamos nada si es que queremos que el altar nos bendiga. Al entregar ‘todo’, el altar en compensación recibe la ofrenda y la convierte en un instrumento para su gloria. Ya que Jesús entregó ‘toda’ su vida nosotros debemos entregar ‘toda’ la nuestra, si queremos ser salvados. ¡Es todo por todo! El que se atreva a sacrificar la vieja y equivocada vida recibirá a cambio la que Dios ha prometido: vida abundante y vida eterna. ¡Sacrificar ‘toda’ nuestra vida es difícil, pero es el único camino para salvarla!
Escritura
Acerca de este Plan
¡Es cierto que podemos ofrendar lo que queramos, pero eso no significa que Dios lo acepte! ¡Si nuestro corazón está lejos de Dios la ofrenda es una burla y no vale más que un suspiro!
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar