Palabras Finales De JesúsMuestra

Comunión

Mientras sufría en la cruz, Jesús vio a su madre y a su discípulo Juan. En medio de su dolor, los unió con estas palabras: "Mujer, ahí tienes a tu hijo... hijo, ahí tienes a tu madre." (Juan 19:26-27). Nos enseñó que la fe no se vive en aislamiento, sino en comunidad.

Jesús estaba asegurando el cuidado de su madre, pero más que eso, estaba estableciendo un principio: la iglesia es una familia. En Marcos 3:35, Jesús dijo: "Cualquiera que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre."

Como cristianos, no estamos llamados a vivir solos. Dios nos diseñó para que caminemos juntos, edificándonos unos a otros. La comunión no es solo un sentimiento, sino un compromiso de cuidarnos, apoyarnos y fortalecernos en la fe.

La iglesia primitiva entendió este principio y vivía en unidad (Hechos 2:42-47). Se reunían para compartir, orar y crecer en la Palabra. No se trataba solo de asistir a reuniones, sino de ser un cuerpo vivo donde cada miembro importaba.

La comunión no siempre es fácil. A veces nos cuesta confiar, perdonar o invertir tiempo en relaciones profundas. Pero cuando lo hacemos, experimentamos el amor de Dios de manera tangible. Jesús nos llama a amarnos como Él nos amó (Juan 13:34), y eso solo es posible cuando vivimos en comunidad.

En la cruz, Jesús nos mostró que incluso en medio del dolor, el amor y la unidad deben permanecer. No podemos llamarnos discípulos si no estamos dispuestos a amar y cuidar a otros.

Aplicación práctica:

Acércate a alguien en tu comunidad de fe. Pregunta cómo puedes orar por esa persona y busca formas de fortalecer tus relaciones cristianas.