Palabras Finales De JesúsMuestra

Comprensión

En la cruz, Jesús dijo: "Tengo sed." (Juan 19:28). A simple vista, parece una frase trivial, pero en realidad encierra un significado profundo. No solo nos recuerda su humanidad, sino también su compasión y comprensión por nuestro sufrimiento.

Jesús, siendo Dios, experimentó la fatiga, el hambre y el dolor. No era indiferente a nuestras debilidades, sino que las vivió en carne propia. Por eso, Hebreos 4:15 nos asegura que tenemos un Sumo Sacerdote que se compadece de nuestras flaquezas.

Este grito de sed también cumplió una profecía mesiánica del Salmo 69:21, mostrando que Jesús no dejó ningún detalle fuera de la voluntad del Padre. Incluso en su sufrimiento extremo, seguía en control de su misión.

Más allá de la sed física, algunos teólogos sugieren que Jesús también tenía sed espiritual: un anhelo profundo de cumplir la obra del Padre y traer redención a la humanidad. En Juan 4:14, Él mismo había dicho: "El que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás." Ahora, en la cruz, estaba derramando su vida para ofrecernos esa agua viva.

Jesús entiende nuestro dolor porque lo vivió. Cuando nos sentimos agotados, heridos o sedientos de justicia, podemos acudir a Él con confianza. Su amor no es distante ni frío; es cercano y compasivo. Él sabe lo que es sufrir, pero también sabe lo que es vencer.

Aplicación práctica:

Entrégale a Jesús las áreas de tu vida donde sientes sed de esperanza, amor o propósito. Pídele que sacie tu alma con Su paz.