Algo Más Fuerte: Cómo Manejar Los Problemas De La VidaMuestra

Día 2: La limpieza

Cuando Nick empieza a hacer un desastre en Algo Más Fuerte, no deja inmediatamente aceite por todas partes. No es hasta que intenta limpiar que las cosas se salen de control.

Cuando se trata de nuestros errores y pecados, podemos experimentar algo similar. Los pecados suelen comenzar siendo pequeños: una simple mentira piadosa, un corazón codicioso, un chisme, algo que parece fácil de limpiar o encubrir en el momento.

Pero nuestros esfuerzos por limpiar o encubrir nuestros propios desastres suelen tener consecuencias inesperadas. A veces nuestros pecados se multiplican, como cuando tratamos de encubrir una mentira con otra, y luego con otra, y luego con otra. Un desastre que al principio parecía pequeño puede convertirse rápidamente en algo abrumador. Otras veces, creemos que hemos encubierto con éxito un pecado en particular, pero pasan años y, ¡sorpresa!, el pecado sale a la luz.

¿Por qué nuestros esfuerzos por enmendar nuestros pecados a menudo no dan resultado? ¿Por qué no podemos salvarnos a nosotros mismos?

La verdad es que nunca hemos sido capaces de salvarnos a nosotros mismos. La Biblia nos dice que no podemos salvarnos por nuestras propias obras. Estamos en un lío, igual que Nick. Y mientras estemos cubiertos de ese lío, no hay nada que podamos hacer por nuestra cuenta para limpiarnos.

La buena noticia es que no estamos solos (hablaremos más sobre esto el día 3). Pero por ahora, es importante reconocer que no tenemos la responsabilidad de limpiar nuestro desorden por nuestra cuenta. No tenemos que apresurarnos a cubrir las cosas o esconderlas debajo de la alfombra. Hacerlo probablemente solo empeorará las cosas.

En cambio, cuando cometemos un error, podemos respirar, reconocer lo que hemos hecho y centrar nuestra atención en una mejor forma de hacer las cosas bien (¡de nuevo, más sobre esto mañana!).

Reflexión: ¿Alguna vez has intentado limpiar o encubrir un pecado por tu cuenta? ¿Cómo te fue? La próxima vez que te encuentres con un desastre causado por tu pecado, ¿cómo podrías luchar contra el impulso de arreglar las cosas por tu cuenta?

Oración: Padre, gracias por no hacerme responsable de salvarme a mí mismo. La próxima vez que peque, ¿me ayudarías a resistir la tentación de limpiar mis errores por mi cuenta? Ayúdame a respirar y a mirarte a ti. En el nombre de Jesús, amén.