¿Quién es este que viene desde Edom, desde la ciudad de Bosra, con sus ropas teñidas de rojo? ¿Quién es este que lleva vestiduras reales y marcha en su gran fuerza? «¡Soy yo, el SEÑOR, proclamando su salvación! ¡Soy yo, el SEÑOR, quien tiene el poder para salvar!». ¿Por qué están tan rojas tus ropas, como si hubieras estado pisando uvas? «Estuve pisando el lagar yo solo; no había nadie allí para ayudarme. En mi enojo, he pisado a mis enemigos como si fueran uvas. En mi furia he pisado a mis adversarios; su sangre me ha manchado la ropa. Ha llegado la hora de cobrar venganza por mi pueblo, de rescatar a mi pueblo de sus opresores. Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte, y mi ira me sostuvo. Aplasté a las naciones en mi enojo, las hice tambalear y caer al suelo, y derramé su sangre sobre la tierra». Hablaré del amor inagotable del SEÑOR; alabaré al SEÑOR por todo lo que ha hecho. Me alegraré por su gran bondad con Israel, que le concedió según su misericordia y su amor. Él dijo: «Ellos son mi pueblo. Ciertamente no volverán a traicionarme». Y se convirtió en su Salvador. Cuando ellos sufrían, él también sufrió, y él personalmente los rescató. En su amor y su misericordia los redimió; los levantó y los tomó en brazos a lo largo de los años. Pero ellos se rebelaron contra él y entristecieron a su Santo Espíritu. Así que él se convirtió en enemigo de ellos y peleó contra ellos. Entonces recordaron los días de antaño cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto. Clamaron: «¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar con Moisés como pastor? ¿Dónde está el que envió a su Santo Espíritu para que estuviera en medio de su pueblo? ¿Dónde está aquel que manifestó su poder cuando Moisés levantó su mano, el que dividió el mar delante de ellos y se hizo famoso para siempre? ¿Dónde está el que los hizo pasar por el fondo del mar? Eran como magníficos sementales que corrían por el desierto sin tropezar. Al igual que el ganado que desciende a un valle pacífico, el Espíritu del SEÑOR les daba descanso. Tú guiaste a tu pueblo, SEÑOR, y te ganaste una magnífica reputación».
Leer Isaías 63
Escuchar Isaías 63
Compartir
Comparar todas las versiones: Isaías 63:1-14
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos