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Jeremías 49:7-39

Jeremías 49:7-39 NTV

Este es el mensaje que se dio acerca de Edom. Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «¿No hay sabiduría en Temán? ¿No queda nadie que pueda dar sabios consejos? ¡Dense la vuelta y huyan! ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán! Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom, ¡a ti también te castigaré! Los que cosechan uvas siempre dejan algunas para los pobres. Si de noche vinieran los ladrones, ni ellos se llevarían todo; pero yo despojaré la tierra de Edom y no habrá lugar dónde esconderse. Sus hijos, hermanos y vecinos serán todos destruidos, y Edom no existirá más. Pero protegeré a los huérfanos que queden entre ustedes. También sus viudas pueden contar con mi ayuda». Así dice el SEÑOR: «Si el inocente debe sufrir, ¡cuanto más tú! ¡No quedarás sin castigo! ¡Debes beber de esta copa de juicio! Pues juré por mi propio nombre —dice el SEÑOR—, que Bosra se convertirá en objeto de horror y en un montón de ruinas; se burlarán de ella y la maldecirán. Todas sus ciudades y aldeas quedarán desoladas para siempre». He oído un mensaje del SEÑOR. Se envió un embajador a las naciones para decir: «¡Formen una coalición contra Edom, y prepárense para la batalla!». El SEÑOR le dice a Edom: «Te haré pequeña entre las naciones; todos te despreciarán. Has sido engañada por tu propio orgullo y por el temor que inspirabas en los demás. Vives en una fortaleza de piedra y controlas las alturas de las montañas. Pero aun si haces tu nido con las águilas en las cumbres, te haré caer estrepitosamente», dice el SEÑOR. «Edom será objeto de espanto; todos los que pasen por allí quedarán horrorizados y darán un grito ahogado a causa de la destrucción que verán. Será como la destrucción de Sodoma, Gomorra y sus ciudades vecinas —dice el SEÑOR—. Nadie vivirá allí; nadie la habitará. Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán y atacaré a las ovejas en los pastos. Echaré a Edom de su tierra, y nombraré al líder que yo escoja. Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme? ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?». Escuchen los planes que tiene el SEÑOR contra Edom y contra la gente de Temán. Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas, y sus casas serán destruidas. La tierra temblará con el ruido de la caída de Edom, y su grito de desesperación se oirá hasta el mar Rojo. ¡Mira! El enemigo cae en picada como un águila, desplegando sus alas sobre Bosra. Aun los guerreros más poderosos estarán en agonía como mujer en trabajo de parto. Este es el mensaje que se dio acerca de Damasco. Esto dice el SEÑOR: «El temor se apoderó de las ciudades de Hamat y Arfad porque oyeron los anuncios de su propia destrucción. El corazón de ellos está agitado como el mar cuando hay una tormenta furiosa. Damasco se volvió débil, y toda la gente trató de huir. El miedo, la angustia y el dolor se han apoderado de ella como a una mujer en trabajo de parto. ¡Esa ciudad famosa, ciudad de alegría, será abandonada! Sus jóvenes caerán en las calles y morirán. Todos sus soldados serán matados —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, y prenderé fuego a las murallas de Damasco que consumirá los palacios de Ben-adad». Este es el mensaje que se dio acerca de Cedar y los reinos de Hazor, que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Esto dice el SEÑOR: «¡Avancen contra Cedar! ¡Destruyan a los guerreros del oriente! Tomarán sus rebaños y carpas, y sus pertenencias y camellos les serán quitados. Se escucharán voces de pánico en todas partes: “¡Somos atemorizados a cada paso!”. ¡Corran y salven sus vidas! —dice el SEÑOR—. Gente de Hazor, escóndanse en cuevas profundas, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha conspirado contra ustedes y se prepara para destruirlos. »Levántense y ataquen a esta nación tan confiada —dice el SEÑOR—. Su gente vive aislada en el desierto sin murallas ni puertas. Todos sus camellos y demás animales serán de ustedes. A este pueblo que vive en lugares remotos lo esparciré a los cuatro vientos. Traeré sobre ellos calamidad de todas partes —dice el SEÑOR—. Hazor será habitada por chacales y quedará desolada para siempre. Nadie vivirá allí; nadie la habitará». El profeta Jeremías recibió del SEÑOR este mensaje acerca de Elam al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá. Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «Destruiré a los arqueros de Elam, lo mejor de su ejército. Traeré enemigos de todas partes y esparciré a la gente de Elam a los cuatro vientos. Serán desterrados a países de todo el mundo. Yo mismo iré con los enemigos de Elam para destrozarla. En mi ira feroz traeré gran desastre sobre el pueblo de Elam —dice el SEÑOR—. Sus enemigos lo perseguirán con espada hasta que yo lo destruya por completo. Estableceré mi trono en Elam —dice el SEÑOR—, y destruiré a su rey y a sus oficiales. Sin embargo, en los días que vienen restableceré el bienestar de Elam. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».

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