Ni la nieve es para el verano, ni la lluvia para la cosecha, ni los honores para el necio. Como el gorrión sin rumbo o la golondrina sin nido, la maldición sin motivo jamás llega a su destino. El látigo es para los caballos, el freno, para los asnos y la vara, para la espalda del necio. No respondas al necio con igual necedad o tú mismo pasarás por uno. Respóndele al necio como se merece, para que no se tenga por sabio. Enviar un mensaje por medio de un necio es como cortarse los pies o sufrir violencia. Inútil es el proverbio en la boca del necio como inútiles son las piernas de un tullido. Rendirle honores al necio es tan absurdo como atar una piedra a la honda. El proverbio en la boca del necio es como espina en la mano del borracho. Como arquero que hiere al azar es quien contrata a un necio o a cualquiera que pasa. Como el perro vuelve a su vómito, así el necio insiste en su necedad. ¿Te has fijado en quien se cree muy sabio? Más se puede esperar de un necio que de gente así. Dice el perezoso: «Hay un león en el camino. ¡Por las calles un león anda suelto!». Sobre sus goznes gira la puerta; sobre la cama, el perezoso.
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