El profeta Isaías anunció seis amenazas contra Judá: «¡Qué mal les va a ir a ustedes! Compran casas y más casas, campos y más campos, y no dejan lugar para nadie más. Se creen los únicos dueños del país. El Dios todopoderoso me ha prometido: “Todas esas casas grandes y hermosas, serán destruidas y nadie podrá habitarlas. Tres hectáreas plantadas de uvas no darán más que un barril de vino; diez bolsas de semilla solo producirán una bolsa de trigo”. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! Muy temprano empiezan a emborracharse, y todavía de noche siguen tomando. En sus fiestas se oye música de arpas, tambores y flautas, y abunda el vino. Ustedes nunca se fijan ni toman en cuenta todo lo que Dios ha hecho. Por eso, el pueblo y sus jefes serán llevados a un país extraño, y allí morirán de hambre y de sed. »Les aseguro que las tumbas se abrirán para tragarse al pueblo y a sus jefes, porque se divierten haciendo el mal. El pueblo quedará humillado, y sus jefes agacharán la cabeza. Las ciudades serán destruidas, y ovejas y cabras comerán pasto entre sus ruinas. Así el Dios todopoderoso mostrará su grandeza y santidad cuando haga justicia. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡El pecado los tiene atrapados! »Para colmo, ustedes se animan a decir: “Que Dios nos demuestre que cumplirá todo lo que ha prometido; que el Dios único y todopoderoso se apresure a cumplir sus planes, para que podamos conocerlos”. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! Dicen que lo malo es bueno, y que las tinieblas son luz. También dicen que lo amargo es dulce. »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡Se creen muy sabios y muy inteligentes! »¡Qué mal les va a ir a ustedes! ¡Para beber vino y mezclar licores son unos campeones! ¡Pero en realidad, son todos unos corruptos! Por dinero dejan en libertad al culpable, y no respetan los derechos del inocente. Rechazan la enseñanza del Dios santo de Israel; desprecian los mandamientos del Dios único y perfecto. Por eso, así como el fuego quema la paja así también desaparecerán ustedes: serán como plantas que se pudren de raíz y sus flores se convierten en polvo. »Por eso Dios se enojó con ustedes, que son su pueblo, y levantó su mano poderosa para castigarlos. Temblaron las montañas, y los cadáveres quedaron tirados como basura en las calles. Pero Dios sigue muy enojado, su mano está lista para seguir con el castigo. »Dios llama a una nación lejana para atacar a su pueblo. Los soldados de esa nación atienden pronto a su llamado. Son fuertes y no se cansan; están siempre alertas y listos para la guerra. »Ya han preparado sus arcos, y han afilado sus flechas. Los cascos de sus caballos son duros como las piedras; las ruedas de sus carros avanzan con rapidez. Los soldados lanzan gritos de guerra; parecen leones feroces que arrastran la presa y se la llevan; ¡nadie se las puede quitar! En el momento indicado, esa nación atacará a Israel con la fuerza de un mar tormentoso. Entonces la tierra quedará envuelta en tinieblas, y la luz del día se perderá entre oscuros nubarrones. ¡Israel quedará muy angustiada!»
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