Luego, Jesús les dijo a sus discípulos:
«Llegará el día en que ustedes van a querer ver, por lo menos un momento, cuando yo, el Hijo del hombre, me presente con todo mi poder y gloria. Algunos les dirán: “¡Allí está!” o “¡Aquí está!”, pero no vayan. Cuando yo, el Hijo del hombre, regrese, todos me verán. Será como un relámpago que alumbra todo el cielo. Pero primero tendré que sufrir cosas terribles, y la gente de este tiempo me rechazará.
»Cuando yo, el Hijo del hombre, regrese, la gente estará viviendo como en los tiempos de Noé. Antes de que Dios inundara toda la tierra con agua, la gente comía, se divertía y se casaba. Después Noé entró en la casa flotante, y cuando vino la inundación toda esa gente murió. Lo mismo pasó en los tiempos de Lot. En la ciudad de Sodoma, la gente comía y se divertía, compraba y vendía, sembraba y construía casas. Pero cuando Lot salió de la ciudad, cayó fuego y azufre desde el cielo, y toda esa gente murió.
»Algo así pasará cuando yo, el Hijo del hombre, vuelva otra vez. Si en ese momento alguien está en la azotea de su casa, que no baje a sacar sus pertenencias. El que esté trabajando en el campo, que no regrese a su casa. Recuerden que, por mirar hacia atrás, la esposa de Lot se convirtió en estatua de sal. Los que quieran salvar su vida, la perderán. Pero los que la pierdan, se salvarán.
»La noche en que yo regrese, si hay dos personas durmiendo en una cama, me llevaré a una y dejaré a la otra. De igual manera, si dos mujeres estuvieran moliendo trigo, me llevaré a una y dejaré a la otra.»