1-2 (2-3) Dios mío,
siempre alabaré tu gran amor,
que nunca cambia;
siempre hablaré de tu fidelidad,
¡tan firme como el cielo!
3 (4) Tú hiciste un pacto con David,
el rey que tú elegiste;
le prometiste bajo juramento:
4 (5) «Cuando hayas muerto,
uno de tus descendientes
reinará siempre en tu lugar».
5-7 (6-8) Dios mío,
los cielos te alaban
por tus grandes hechos;
todos los ángeles del cielo
hablan de tu fidelidad
y solo a ti te honran.
Eres un Dios incomparable;
¡eres grande y maravilloso
entre los dioses!
8 (9) Señor y Dios del universo,
¡no hay Dios como tú,
tan fiel y poderoso!
9 (10) Tú dominas el mar embravecido,
y calmas sus olas agitadas.
10 (11) Aplastaste al monstruo del mar,
y con tu brazo poderoso
derrotaste a tus enemigos.
11 (12) Tuyo es el cielo,
tuya es también la tierra;
tú creaste el mundo
y todo lo que hay en él.
12 (13) Tú creaste el norte y el sur;
los montes Tabor y Hermón
te alaban con alegría.
13 (14) Muy grande es tu poder
para realizar grandes hazañas;
¡levantas la mano derecha
en señal de victoria!
14 (15) Tú gobiernas con justicia y rectitud,
pero sobre todas las cosas,
nos demuestras tu constante amor.
15-16 (16-17) Dios mío,
tú bendices y das honra
al pueblo que te alaba,
que acepta tu dirección
y se alegra en tu justicia.
17 (18) De ti recibimos grandeza y poder;
por tu bondad aumentas nuestra fuerza.
18 (19) Dios de Israel,
tú eres nuestro rey
y nos das tu protección.
19-20 (20-21) Una vez hablaste con nosotros,
que somos tu pueblo fiel,
y nos dijiste:
«En mi pueblo hay un valiente;
es el mejor de todos los jóvenes.
Es David, mi servidor.
Yo le he brindado mi ayuda
y le he dado el más alto honor:
¡lo he declarado rey de Israel!
21 (22) Con mi brazo poderoso
lo sostendré y le daré fuerzas.
22 (23) Sus enemigos no podrán vencerlo,
ni lo dominarán los malvados.
23 (24) Yo destruiré a sus enemigos,
y acabaré con quienes lo odian;
¡los borraré de su vista!
24 (25) Mi amor por él
siempre será el mismo,
y yo aumentaré su poder.
25 (26) Su dominio se extenderá
del mar Mediterráneo a la Mesopotamia.
26 (27) Él me dirá:
“Tú eres mi Padre y me proteges;
eres mi Dios y salvador”.
27 (28) Yo le concederé los derechos
que merece todo hijo mayor:
lo pondré por encima
de todos los reyes del mundo.
28 (29) Mi amor por él nunca cambiará,
ni faltaré a la promesa que le hice.
29 (30) Mientras el cielo exista,
siempre lo mantendré en el trono;
lo mismo haré con sus descendientes
que reinarán en su lugar.
30 (31) Pero si ellos no cumplen
con mis leyes y enseñanzas,
31 (32) sino que se burlan de ellas,
32 (33) castigaré su maldad
y les daré su merecido.
33 (34) »Sin embargo, mi amor por David
siempre será el mismo.
34 (35) Jamás faltaré a mi pacto;
siempre le cumpliré mis promesas.
35 (36) »A David le hice una promesa,
y juro por mí mismo que la cumpliré.
36-37 (37-38) Siempre reinará en su lugar
uno de sus descendientes.
Mientras el sol y la luna existan,
su reinado permanecerá».