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Salmos 90:1-10

Salmos 90:1-10 TLA

1 (1b) Dios nuestro, ¡tú siempre has sido nuestra casa! Desde siempre y hasta siempre, desde antes de que crearas las montañas, la tierra y el mundo, tú has sido nuestro Dios. Tú marcas el fin de nuestra existencia cuando nos ordenas volver al polvo. Para ti, mil años pasan pronto; pasan como el día de ayer, pasan como unas horas de la noche. Nuestra vida es como un sueño del que nos despiertas al amanecer. Somos como la hierba: comienza el día, y estamos frescos y radiantes; termina el día, y estamos secos y marchitos. Si te enojas, nos asustas; si te enfureces, nos destruyes. Tú conoces nuestros pecados, aun los más secretos. Si te enojas, termina nuestra vida; los años se nos escapan como se escapa un suspiro. Si las fuerzas nos ayudan, podemos vivir setenta años, y aun llegar a los ochenta; pero no tiene sentido que vivamos tanto tiempo: esa vida de angustias y problemas pasa pronto, lo mismo que nosotros.