Deuteronomio 33:1-17
Deuteronomio 33:1-17 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Antes de su muerte, Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas. Les dijo: «Vino el SEÑOR desde el Sinaí, vino sobre su pueblo, como aurora, desde Seír; resplandeció desde el monte Parán. Llegó con millares de santos desde el sur, desde las laderas de sus montañas. Él es quien ama a su pueblo; todos los santos están en su mano. A sus pies ellos se postran y de él reciben instrucción. Es la ley que nos dio Moisés, la herencia de la asamblea de Jacob. Él era rey sobre Jesurún cuando los líderes del pueblo se reunieron, junto con las tribus de Israel. »Que Rubén viva y que no muera; ¡sean innumerables sus hombres!». Y esto dijo acerca de Judá: «Oye, SEÑOR, el clamor de Judá; hazlo volver a su pueblo. Judá defiende su causa con sus propias fuerzas. ¡Ayúdalo contra sus enemigos!». Acerca de Leví dijo: «El urim y el tumim pertenecen a tu fiel servidor. Lo pusiste a prueba en Masá; en las aguas de Meribá contendiste con él. Dijo de su padre y de su madre: “No los tomo en cuenta”. No reconoció a sus hermanos y hasta desconoció a sus hijos, pero tuvo en cuenta tu palabra y obedeció tu pacto. Enseñó tus ordenanzas a Jacob y tu ley a Israel. Presentó ante ti, sobre tu altar, el incienso y las ofrendas del todo quemadas. Bendice, SEÑOR, sus logros y acepta la obra de sus manos. Destruye el poder de sus adversarios; ¡que nunca más se levanten sus enemigos!». Acerca de Benjamín dijo: «Que el amado del SEÑOR repose seguro en él, porque lo protege todo el día y descansa tranquilo entre sus hombros». Acerca de José dijo: «El SEÑOR bendiga su tierra con el rocío precioso del cielo y con las aguas que brotan de la tierra; con los mejores frutos del sol y los mejores productos de la luna; con lo más selecto de las antiguas montañas y la fertilidad de las colinas eternas; con lo mejor de lo que llena la tierra y el favor del que mora en la zarza ardiente. Repose todo esto sobre la cabeza de José, sobre la frente del elegido entre sus hermanos. José es majestuoso como primogénito de toro; ¡poderoso como un toro salvaje! Con sus cuernos atacará a las naciones, hasta arrinconarlas en los confines del mundo. ¡Tales son las decenas de millares de Efraín, los millares de Manasés!».
Deuteronomio 33:1-17 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Moisés fue un gran profeta al servicio de Dios. Poco antes de morir, bendijo a los israelitas con las siguientes palabras: «Nuestro Dios viene del monte Sinaí; su luz nos llega desde Edom. Desde los montes de Parán avanza el brillo de su presencia, y llega hasta Meribá, en Cadés. Trae fuego en su mano derecha, y viene con miles de bravos guerreros. »Dios ama a su pueblo; Dios protege a los suyos porque ellos siempre lo obedecen y cumplen sus órdenes con gusto. »Yo, Moisés, les di la ley de Dios, que para ustedes es lo más preciado. Y ustedes y sus líderes reconocieron a Dios como su rey». Luego, Moisés le dijo a la tribu de Rubén: «Ustedes son una tribu pequeña, pero vivirán para siempre». A la tribu de Judá le dijo: «Nuestro Dios oirá tus oraciones, te hará vencer a tus enemigos, y permitirá que te reúnas con el resto de Israel». A la tribu de Leví le dijo: «Dios discutió con los israelitas y los puso a prueba en Masá, junto al manantial de Meribá. Pero confía en ustedes porque lo obedecieron, pues consideraron más importante mantenerse fieles a su pacto, que mantenerse fieles a sus padres, a sus hermanos o a sus hijos. Por eso Dios les entregó el Urim y el Tumim, y los nombró sus sacerdotes. »Ustedes enseñan a su pueblo a cumplir sus mandamientos; y en el altar de Dios presentan toda clase de ofrendas. »Pido a Dios que los bendiga y que acepte con agrado lo que ustedes hacen por él; también le pido que destruya a todos sus enemigos, para que nunca más se levanten contra ustedes». A la tribu de Benjamín le dijo: «Dios te ama y te protege; ¡Dios siempre habitará en tus montañas!» A la tribu de José le dijo: «Dios bendecirá tus campos, y nunca te faltará lluvia ni agua en los pozos profundos. Hasta en las altas montañas Dios te dará todo el año las más abundantes cosechas. La tierra te dará lo mejor de sus frutos, y siempre podrás contar con la bendición de Dios. »Tú eres el favorito del Dios que se apareció en la zarza. Los ejércitos de tus hijos, Efraín y Manasés, son fuertes y poderosos como los toros y los búfalos. ¡Con sus lanzas destruirán aun a sus enemigos más lejanos!»
Deuteronomio 33:1-17 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Antes de morir Moisés, varón de Dios, bendijo a los hijos de Israel, y esta es la bendición que pronunció. Dijo: Del monte Sinaí viniste, Señor; desde Seír dejaste ver tu esplendor. Desde el monte de Parán resplandeciste cuando viniste entre millares de santos, con la ley de fuego en tu mano derecha. Tú, Señor, amas a tu pueblo; todo tu pueblo santo está en tus manos. Por eso ellos siguen tus pasos y reciben de ti su dirección. Moisés nos entregó una ley, que es la herencia de la congregación de Jacob. Tú, Señor, eres rey en Jesurún, en la congregación de los jefes del pueblo, junto con las tribus de Israel. ¡Que viva Rubén! ¡Que nunca muera! ¡Que sus hombres sean muy numerosos! Para Judá, Moisés pronunció esta bendición: Señor, oye la voz de Judá, y hazlo volver a su pueblo. Que sean sus propias fuerzas suficientes, y que seas tú su ayuda contra sus enemigos. A Leví le dijo: Que sean el Urim y el Tumim para tu hombre fiel, aquel a quien pusiste a prueba en Masah, aquel con quien contendiste en Meriba, aquel que dijo de su padre y de su madre: «Nunca los he visto»; aquel que no reconoció a sus hermanos, ni tampoco reconoció a sus hijos, aunque sí obedeció tus palabras y cumplió tu pacto. Él enseña tus preceptos a Jacob, instruye en tu ley a Israel, pone delante de ti el incienso y coloca sobre tu altar el holocausto. Señor, bendice todo lo que él haga y recibe con agrado la obra de sus manos; ¡hiere de muerte a sus enemigos, y que jamás se levanten quienes lo odian! A Benjamín le dijo: El amado del Señor vivirá confiado cerca de él, y se apoyará sobre sus hombros, pues el Señor lo protegerá siempre. A José le dijo: ¡Que el Señor bendiga tu tierra con las mejores lluvias de los cielos y con las aguas que brotan del abismo! ¡Que el Señor te bendiga con los mejores frutos del sol y con los ricos productos de la luna! ¡Que el Señor te bendiga con los mejores frutos de los montes perennes y con la abundancia de las montañas eternas; con los mejores dones de toda la tierra y con el favor del que habita en la zarza! ¡Que todo esto se derrame sobre José, sobre aquel que es el príncipe de sus hermanos! ¡Su poder es el del primogénito de un toro! ¡Sus astas son recias, como las de un búfalo! ¡Con ellas corneará a todos los pueblos hasta los confines de la tierra! ¡Así son las diez legiones de Efraín! ¡Así son las cien legiones de Manasés!
Deuteronomio 33:1-17 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Poco antes de morir, Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas de la siguiente manera: «El Señor viene del Sinaí; desde Seír nos ha alumbrado. Resplandeció desde los montes de Parán y avanza desde Meribá-cadés; en su derecha nos trae el fuego de la ley. El Señor ama a su pueblo, protege a los que se consagran a él; ellos se rinden a sus pies y reciben órdenes suyas. Moisés nos dio la ley como herencia de la comunidad de Jacob, y hubo rey en Jesurún al reunirse los jefes del pueblo, al juntarse las tribus de Israel.» Acerca de Rubén dijo: «¡Viva Rubén! ¡Que no muera, aunque sean pocos sus hombres!» Acerca de Judá dijo: «Señor, escucha la voz de Judá; haz que se reúna con su pueblo. Defiéndelo con tu poder; ayúdalo contra sus enemigos.» Acerca de Leví dijo: «Tuyos son, Señor, el Tumim y el Urim; tuyos y del hombre que te es fiel, del que pusiste a prueba en Masá, con quien reñiste en las aguas de Meribá, el que dijo a sus padres: “Jamás los he visto”, y a sus hermanos: “Los desconozco”, y a sus hijos: “No sé quiénes son.” Ellos cumplen tus palabras, se han entregado a tu alianza por completo. Instruyen a Jacob, a Israel, en tus leyes y decretos; colocan en tu altar, en tu presencia, incienso y ofrendas de animales. Bendice, Señor, sus esfuerzos, y recibe con agrado su trabajo. Rómpeles la espalda a sus enemigos, y que no vuelvan a levantarse los que lo odian.» Acerca de Benjamín dijo: «El amado del Señor vive tranquilo; el Altísimo lo protegerá siempre. ¡Vivirá bajo su protección!» Acerca de José dijo: «Que el Señor bendiga su tierra con lo mejor del rocío de los cielos y del agua que está en lo profundo de la tierra, con las mejores cosechas del año y los mejores frutos de los meses, con lo principal de los montes antiguos, con lo mejor de las alturas eternas, con lo mejor de los frutos que llenan la tierra y con la buena voluntad del que habita en la zarza. Venga todo esto sobre José, que fue escogido entre sus hermanos. Es hermoso como el primer hijo de un toro, poderoso como un búfalo, y corneará a todos los pueblos hasta los extremos de la tierra. Tales son las multitudes de Efraín; tales son los millares de Manasés.»
Deuteronomio 33:1-17 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese. Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha. Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban en su mano; Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, Recibiendo dirección de ti, Cuando Moisés nos ordenó una ley, Como heredad a la congregación de Jacob. Y fue rey en Jesurún, Cuando se congregaron los jefes del pueblo Con las tribus de Israel. Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones. Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda contra sus enemigos. A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah, Con quien contendiste en las aguas de Meriba, Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto. Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel; Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar. Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten. A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará. A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna, Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos, Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos. Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.
Deuteronomio 33:1-17 La Biblia de las Américas (LBLA)
Esta es la bendición con la que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel antes de morir. Dijo: El SEÑOR vino del Sinaí y les esclareció desde Seir; resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares de santos; a su diestra había fulgor centellante para ellos. En verdad, Él ama al pueblo; todos tus santos están en tu mano, y siguen en tus pasos; todos reciben de tus palabras. Una ley nos prescribió Moisés, una herencia para la asamblea de Jacob. Él era rey en Jesurún, cuando se reunieron los jefes del pueblo, juntamente con las tribus de Israel. ¶Viva Rubén, y no muera, y no sean pocos sus hombres. En cuanto a Judá, esto dijo: Escucha, oh SEÑOR, la voz de Judá, y tráelo a su pueblo. Con sus manos luchó por ellos; sé tú su ayuda contra sus adversarios. Y de Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón santo, a quien pusiste a prueba en Masah, con quien luchaste en las aguas de Meriba; el que dijo de su padre y de su madre: «No los conozco»; y no reconoció a sus hermanos, ni consideró a sus propios hijos, porque obedecieron tu palabra, y guardaron tu pacto. Ellos enseñarán tus ordenanzas a Jacob y tu ley a Israel. Pondrán incienso delante de ti, y holocaustos perfectos sobre tu altar. Bendice, oh SEÑOR, sus esfuerzos, y acepta la obra de sus manos; quebranta los lomos de los que se levantan contra él y de los que lo odian, para que no se levanten más. De Benjamín, dijo: Habite el amado del SEÑOR en seguridad junto a aquel que le protege todo el día, y entre cuyos hombros mora. Y de José, dijo: Bendita del SEÑOR sea su tierra, con lo mejor de los cielos, con el rocío y con las profundidades que están debajo; con lo mejor de los frutos del sol y con los mejores productos de los meses; con lo mejor de los montes antiguos y con lo escogido de los collados eternos; con lo mejor de la tierra y cuanto contiene y el favor del que habitaba en la zarza. Descienda la bendición sobre la cabeza de José, y sobre la coronilla del consagrado entre sus hermanos. Su majestad es como la del primogénito del toro, y sus cuernos son los cuernos del búfalo; con ellos empujará a los pueblos, todos juntos, hasta los confines de la tierra. Tales son los diez millares de Efraín, y tales los millares de Manasés.
Deuteronomio 33:1-17 Nueva Traducción Viviente (NTV)
La siguiente es la bendición que Moisés, hombre de Dios, le dio al pueblo de Israel antes de morir: «El SEÑOR vino desde el monte Sinaí y se nos apareció en el monte Seir; resplandeció desde el monte Parán y llegó desde Meriba-cades con llamas de fuego en la mano derecha. Él ama verdaderamente a su pueblo; todos sus santos están en sus manos. Ellos siguen sus pasos y aceptan sus enseñanzas. Moisés nos dio la instrucción del SEÑOR, que es una posesión exclusiva del pueblo de Israel. El SEÑOR era el rey en Israel cuando los líderes del pueblo se reunieron, cuando las tribus de Israel se juntaron como una sola». Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Rubén: «Que la tribu de Rubén viva y no desaparezca, aunque sean pocos en cantidad». Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Judá: «Oh SEÑOR, oye el clamor de Judá y reúnelo como un solo pueblo. Dale fuerzas para defender su causa; ayúdalo contra sus enemigos». Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Leví: «Oh SEÑOR, has dado tu Urim y Tumim —el sorteo sagrado— a tus siervos fieles, los levitas. Los pusiste a prueba en Masá y luchaste con ellos en las aguas de Meriba. Los levitas obedecieron tu palabra y cumplieron tu pacto. Fueron más leales a ti que a sus propios padres. Ignoraron a sus parientes y no reconocieron a sus propios hijos. Ellos enseñan tus ordenanzas a Jacob y dan tus instrucciones a Israel. Ofrecen incienso delante de ti y presentan ofrendas quemadas enteras sobre el altar. Oh SEÑOR, bendice el servicio de los levitas y acepta todo el trabajo de sus manos. Hiere a sus enemigos donde más les duela y derriba a sus adversarios para que no vuelvan a levantarse». Moisés dijo lo siguiente sobre la tribu de Benjamín: «Los de Benjamín son amados por el SEÑOR y viven seguros a su lado. Él los rodea continuamente y los protege de todo daño». Moisés dijo lo siguiente sobre las tribus de José: «Que el SEÑOR bendiga su tierra con el precioso regalo del rocío de los cielos y el agua que está debajo de la tierra, con los ricos frutos que maduran al sol y las cosechas abundantes de cada mes, con los mejores cultivos de las antiguas montañas y la abundancia de las colinas eternas, con lo mejor que da la tierra y su plenitud, y el favor de aquel que apareció en la zarza ardiente. Que estas bendiciones reposen sobre la cabeza de José y coronen la frente del príncipe entre sus hermanos. José tiene la majestad de un toro joven; tiene los cuernos de un buey salvaje. Corneará a naciones lejanas hasta los extremos de la tierra. Esa es mi bendición para las multitudes de Efraín y los millares de Manasés».