Llenos de las riquezas en CristoMuestra
La oración es una alabanza a Dios
En segundo lugar, al examinar la naturaleza de esta oración notamos claramente, que es un tributo de alabanza. En esta oración, el apóstol no está pidiendo nada a Dios, sino que más bien, le ofrece adoración, dándonos una enseñanza implícita que al orar, no sólo tenemos la necesidad de presentar nuestras peticiones, sino que tenemos el privilegio y deber de adorarle. En efecto, lo uno debería ir siempre acompañado de lo otro. Pablo exhorta de esta manera: «sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios... con acción de gracias». Y esto viene precedido por la exhortación: «Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!»
En esta doxología particular, Pedro reconoce los inestimables favores, que Dios ha concedido a sus elegidos. Cuando el apóstol reflexiona en las gloriosas bendiciones, conferidas a pecadores que merecen la condenación, su corazón salta en ferviente adoración hacia el benigno autor de ellas, pues inevitablemente, a mayor iluminación y comprensión de las verdades divinas mayor y mejor adoración a Dios por todo y en todo.
Al meditar en la abundante misericordia que Dios demostró cuando los hizo renacer a una esperanza viva, al anticipar por la fe la gloriosa herencia que les está reservada en el cielo, y al comprender que estos beneficios provienen del soberano favor de Dios hacia ellos por medio de la muerte y resurrección de su amado Hijo, bien pueden exclamar: «¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo!». De modo que, las doxologías son expresiones de gozo santo y honra ofrecida en adoración.
En cuanto al término bendito, esta forma de la palabra griega, solo se usa en relación con Dios. Es una palabra totalmente diferente a «dichosos», de las bienaventuranzas, y diferente al «bendito», pronunciado por la madre de nuestro Señor. Esta forma de la palabra que aparece en 1 Pedro 1:3, implica, que la bendición siempre es apropiada por algo inherente a la persona, indicando la esencia y naturaleza de Dios; mientras que la otra, solamente implica una bendición recibida.
Así como a quien iba dirigida esta carta, que eran perseguidos en esa época, si estás pasando dificultades, problemas económicos, legales, de salud, familiares… También te decimos: ¡Alégrate! La victoria no está en quejarse, en cuestionar ni criticar, sino en alegrarse. Y así como el apóstol Pedro, en esta oración no pide nada a Dios, sino que lo adora, te invito a hacerlo ahora. Adóralo en medio de todo lo que estés pasando.
Escrituras
Acerca de este Plan
Definitivamente las riquezas escondidas en esta oración apostólica, son un extraordinario ingrediente, para sustentar la base y práctica de nuestra comunión con Dios. Ellas nos llevan a experimentar un nivel de fe y clamor nunca antes disfrutado, que la capacidad que Dios nos da para aprender estas verdades y nuestra decisión de aprehender sus enseñanzas, se conviertan en nuestra decisión de emprender cambios sustanciales en nuestro llamamiento celestial.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com